Arqueé una ceja.

—No estuve de acuerdo en tener sexo contigo. Estuve de acuerdo en cenar.

Sonrió.

—Aún no. Pero espera hasta que veas lo encantadora que soy en nuestra cita esta noche.

No pude evitar reír.

—Necesito tomar mi bolso de arriba. Dame un minuto.

Nuestra cena de siete pequeñas porciones de degustación fue deliciosa, y nuestra conversación nunca tuvo un momento de calma. Hablamos sobre el trabajo de Lauren, cómo decidió seguir adelante con la conversión de una mayor parte del negocio de almacenamiento comercial en espacio de oficina, y cómo comencé a buscar puestos de docente para estar lista cuando obtuviera mis resultados. Habíamos estado sentadas en una mesa por más de dos horas, y podría haberme sentado allí por dos más.

—¿Qué dices si vamos al pub al otro lado de la calle y tomamos una bebida?

Asentí.

—Me gustaría eso. ¿Por qué no pedimos la cuenta? Estoy segura que el camarero quiere poner a otras personas en nuestros asientos ahora de todos modos.

Lauren se puso de pie y extendió su mano para ayudarme a levantarme.

—Ya lo hice. Pagué la cuenta cuando fui al baño hace un rato.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Porque de lo contrario, me discutirías si deberíamos dividirlo para que puedas seguir fingiendo que no estamos en una cita.

La miré de reojo.

—No estamos en una cita.

Me dio un tirón en la mano y me puso de pie.

—Claro. No es una cita.

—No lo es.

Guiñó un ojo mientras entrelazaba sus dedos con los míos.

—Absolutamente. Y tampoco voy a mirarte el culo con esos jeans ajustados cuando abra la puerta del restaurante para que salgas primero.

Entrecerré los ojos.

—Eres una imbécil.

Llevó nuestras manos unidas a sus labios para un beso. —Tal vez. Pero soy una imbécil con la cita más sexy en la sala.

A mi cita no-cita le pidieron identificación.

Creo que eso podría haber sido una primera vez.

Peor aún, el coqueto camarero me echó un vistazo y me preguntó qué quería de beber. Al menos pretende que podríamos parecer que nacimos en la misma década si vas a cuestionar si mi cita es mayor de veintiuno. Hazme reír.

Eh. Espera. No estoy en una cita.

Lo que sea.

El bar estaba lleno. Solo había venido aquí para almorzar, así que no tenía idea que así era el jueves por la noche. Miré a mi alrededor, bastante segura que era una de las personas más mayores, si no la más mayor, en la habitación.

—Deja de pensar tanto —susurró Lauren en mi oído.

Mientras esperábamos nuestras bebidas, terminé de escanear el bar lleno de veinteañeros y me volví hacia Lauren.

—El barman cree que soy tu madre.

Al parecer, encontraba mi ansiedad divertida.

Sonrió.

—¿Eso crees?

Le fruncí el ceño.

—No es gracioso.

Grown up (Camren Gip)Where stories live. Discover now