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Lauren

Cómo estuvo tu cita? —Me quedé mirando sus puertas corredizas de vidrio traseras, mirando hacia la oscuridad. Camila estaba en algún lugar detrás de mí.

—No fue una cita.

Me giré y atrapé sus ojos.

—Claro que parecía una.

—Bueno, no importa cómo se vea. No lo fue. Mark es un amigo de la escuela. Pertenecíamos a un grupo de estudio.

Di unos pasos hacia ella.

—Sí. Recuerdo que me hablaste de él... la noche en que te invitó a una cita.

Cuadró sus hombros. —¿Cómo estuvo tu cita?

Mis cejas se fruncieron. ¿Cita? Entonces me di cuenta que debía haber visto entrar a Nina, mi prima Nina, que había venido el fin de semana para salir con Taylor. Me pregunté si se sentía tan celosa como yo, así que fui con eso y le dejé pensar lo que obviamente había estado pensando.

—Genial, simplemente genial. —Me metí las manos en los bolsillos y me encogí de hombros—. Nina... gran chica.

—Se fue temprano.

Sonreí.

—No, todavía está al lado. Acomodándose para pasar la noche.

Camila parecía herida, pero quería que estuviera enojada. Así que presioné. Su espalda se apoyó contra el fregadero de la cocina. Di unos pasos más, así que me paré justo delante de ella.

—Solo he venido para ver si conoces algún buen restaurante romántico que esté abierto hasta tarde en la ciudad.

—No. —Sus ojos dispararon dagas, y su voz era cortante. Claramente, ni siquiera iba a entretener mi pregunta y pensar en ello.

Me acerqué aún más, justo dentro de su espacio personal. No tenía a dónde retirarse.

—¿Qué tal playas nudistas? Pensé que tal vez iríamos a una playa nudista mañana.

Sus ojos brillaron.

—No.

Estaba definitivamente celosa, aunque hizo todo lo posible por no mostrarlo. Pero donde hay una chispa, hay un fuego, así que seguí agregando gasolina.

—¿Qué me dices de tiendas de lencería? A Nina le gusta ir de compras. Lo odio, así que también podría convertirlo en algo que ambas podamos disfrutar.

Entrecerró los ojos.

—Tal vez deberías volver a la ciudad durante el fin de semana. No hay muchas tiendas así en Montauk.

Chasqueé la lengua y sonreí.

—Una pena. ¿Hay tiendas de juguetes sexuales? ¿Tal vez algo de ropa interior comestible y pintura corporal? ¿Crees que manche las sábanas?

Eso funcionó. De hecho, vi la chispa en sus ojos dispararse a una llama.

—¿Sabes qué, Lauren? Realmente no quiero escuchar sobre tu vida sexual.

Puse una mano a cada lado del mostrador detrás de ella, encerrándola.

—¿No? ¿Por qué no, Camz? ¿Cuál es la razón por la que no quieres escuchar que tengo relaciones sexuales con otra mujer?

—Simplemente no quiero. ¿Quieres escuchar sobre mi vida sexual?

Mi pecho ardió incluso al escucharla decir vida sexual. Comencé a enojarme.

—Joder, no. ¿Pero sabes por qué no quiero escuchar sobre eso?

Me miró, el vapor prácticamente saliendo de su nariz.

Grown up (Camren Gip)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu