Primer día.

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Hello there. Después de mucho tiempo, al fin toca actualizar. Si, si... se que me tarde mas de lo debido, pero joder que tiempo no me alcanza del todo (mentiría si dijera que no procrastiné de por medio. No me arrepiento). Esta vez pondré esta presentación "normalita". Mandé a Thorn de vacaciones indefinidas y no se cuando vuelva, así que hoy les toca leer algo decente y nada esquizofrénico. Sin mas preámbulos, les dejo con este pequeño capitulo que hice. ¡Provecho!

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Para Quirrel, un buen ambiente siempre era bien recibido. Incluso si no entonara con su propio estilo, siempre y cuando los bichos fueran amigables y no le metieran en problemas, él estaría encantado. Cuando le dijeron que irían a un bar, pensó en uno amigable. Un insecto en la barra limpiando un vaso, contando alguna anécdota mientras bebían a la vez que de fondo se escuchaba a los demás clientes hablando y jugando cartas en su sitio. Música de algún instrumento y alcohol. Aunque no fuera muy amante de ello, no estaría mal de vez en cuando. Algo decente pero que embonara con el estatus que cargaban Pac y Ral. Algo bien.

Su sorpresa fue mayor que la decepción. O la completa perplejidad.

Vasos salían volando hacia las paredes; insectos de diferentes tamaños dándose a golpes en las mesas (uno salió despedido por la ventana del lugar); gritos de hembras ebrias y machos tirados ahogados en su propio vomito. El sonido de un acordeón y eructos. El empleado de la barra no limpiaba nada más que a puñetazo limpio alejar a aquellos que querían subirse a su área de trabajo con tal de alcanzar la estantería de bebidas embriagantes. No le resultaba difícil, pues su tamaño era corpulento.

Y pareciese que no le importase el desastre que estaba a su alrededor.

Esa fue la primera imagen que vio del bar cuando entraron por la puerta doble. Pisó algo parecido a un pedazo de carne con... ¿miel? ¿vomito? De tantas cosas que había aquí y allá, el sitio parecía sacada de un cuento de comedia.

-¡Saquen a las put...- el barman lo agarró del cuello. Fue volando por la misma ventana donde salió el insecto anterior. El grito de sorpresa y el golpe seco que se escuchó afuera le hizo encoger los hombros por el dolor ajeno.

-Ya le había dicho al idiota ese que estaba vetado por mal comportamiento. – sacudió sus manos con indignación. Como si haciendo eso quitara la sensación del tacto a su cuerpo. Se agachó para juntar un plato, a la vez que hacía eso, otro salía volando por encima de él. Quirrel solo pudo estar quieto mientras los dos, quienes le invitaron, llegaban alegres.

-¡Barman! ¡Dame dos especiales y una perla de la muerte! – Pac gritó a todo pulmón para hacerse escuchar. Ral se quedó sentado en su hombro a medio vuelo.

-Por la diosa iluminada de los sueños... ¡Eres tú, Pac! – el corpulento insecto pasó entre una pareja de insectos que se besaban y golpeaban a la vez. Los separó de un manotazo. El macho, molesto pero impotente por ver la corpulencia de quien lo había empujado, se volteó a otro borracho del lugar y lo golpeó. La hembra en cambio se fue a besar con otro insecto de por ahí.

El abrazo fuerte le hizo levantar al escarabajo en el aire moviéndolo con felicidad.

-Oh, joder... cuanto tiempo. Años, de hecho. – lo deposito en su lugar. Sin ver ni voltear la cabeza, el barman agarró un vaso a medio vuelo que iba directo en su cabeza y lo sacudió quitando el resto de la bebida. – ¿Vienen de visita corta o larga? Para ir preparando todo lo que quieran. La casa invita por hoy.

-¡Genial! A mi dame todas las hojas crujientes que tengas. ¡Me muero por comerlas! – Ral se acariciaba el estómago mientras se relamía su boca.

-¡Pasa, Quirrel! ¡Estas entre amigos! – Pac avanzó.

DespedidaWhere stories live. Discover now