Adiós.

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En Acantilados Aulladores, la figura de un insecto con pañoleta en la cabeza se asomaba por sobre un gran acantilado. Viendo más allá del reino, por sobre la gran tormenta de tierra que venia desde afuera. Restos de insectos que alguna vez buscaron a aclamada Hallownest en su tiempo antes que el llegara aquí, así como de otros mas salvajes que, tras su gran recorrido en las lejanías de la tierra prometida, lo único que lograron fue llegar hasta la entrada de los acantilados o mas allá.

Suspiró y se dispuso a bajar. La estadía en este lugar ya había terminado. Recorrió todos los páramos enfrentándose a peligros inminentes, visito grandes sitios, logró cumplir el cometido que le encomendó su maestra; ya no había mas que hacer aquí. Todo estaba hecho.

Dio un salto en las rocas mientras en su mente recordaba como entregaba el destino del reino fallido y caído en desgracia a un pequeño. Que a por su baja estatura y aparente corta edad, se las había ingeniado para lograr su cometido por lo que había sido creado.

Verlo por ultima vez en el lago azul, después de decirle aquellas ultimas palabras y el cómo, a pesar de su rostro perpetuo e inmutable, su aura denotaba cierto aire. Un tipo de sentimiento que no alcanzaba a descifrar, pero que le calmaba. Incluso cuando se sentó con él al lado suyo mirando el lago sin nada que decir, era como si estuviera comunicando algo. ¿Qué seria? No tenia idea. No era bueno para entender una mente tan compleja como la de él (o eso aparentaba), pero cuando se fue, y volvió a su camino, supo que ahí sus rutas se separaban.

¿Qué será de este reino en desgracia? ¿Será que la lucha incesante del Rey pálido habrá valido la pena? ¿Todos los sacrificios cometidos tendrán su mera recompensa? Lo dudaba. Si por todo aquello por lo que luchas, llegas a perder mas de lo que puedes ganar... entonces siempre fue una lucha perdida.

-"Ante todo Quirrel..." - recordó algunas palabras de su maestra. – "... lo importante en algunos aspectos es la equivalencia. Si pierdes mas de lo que ganas en algo, la lucha por aquello en cuestión pierde su total significado. Claro, al menos que eso mismo tenga un valor sentimental. Entonces vale mas luchar por ello con todo lo que tengas."

¿Sería que el rey pálido amaba tanto su reino para incluso hacer lo imposible por recuperarlo y no dejarlo perecer por la infección? O era algo mas egoísta y solo quería el reino para si mismo a pesar de sus consecuencias.

Sea lo que haya sido... todo estaba acabado. No quedaban mas que ruinas y una que otra aldea salvada por sus medios. Las mantis son un ejemplo de ello. Pero todo lo demás... perdido.

Volteó la vista de nuevo hacia atrás y miró hacia arriba. La sima del acantilado y por donde se ve el trayecto para más adelante llegar a Bocasucia. En su pecho se siente un desasosiego. Natural a su punto de vista. Pero no había mas que hacer.

A lo lejos observo una mancha roja que se acercaba acrobáticamente y a toda velocidad a su lugar. Saltaba de un sitio a otro con tal agilidad que pareciese mentira que fuese un insecto normal. En pocos segundos notó que era aquella araña que lo atacó al llegar a este mismo lugar aterrizando grácilmente.

Se detuvo frente a el insecto viajero y se miraron unos segundos más. En silencio.

-Te vas. – soltó la chica.

-... si. – vuelve a mirar aquella sima. – Mi trabajo aquí a terminado.

Se quedaron en silencio por otros segundos. ¿Minutos? Tal vez, pero ambos no dejaban de mirar aquel lugar. Con sentimientos diferentes en cada uno. Añoranza, melancolía, tristeza, decepción; muchas amargas sensaciones dentro de ellos.

-Yo... también me voy. – dijo la araña con telas rojas. El insecto la miro confundido.

-Creí que te dedicabas a defender este lugar. – preguntó extrañado.

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