TOCARAS A MI PUERTA?

DOCE

Piril verificaba su atuendo por tercera vez para observar si había algo fuera de lugar que hiciera que su esposo la mirara más de la cuenta con esa cara tan rara que ponía, pero todo estaba bien o al menos eso parecía por lo que su ceño empezó a fruncirse y molesta la pelirroja volteo a verlo.

—¿Que tengo?

—¿Que?

—¿Que qué tengo? ¿Que es lo que tengo que pones esa cara?— pregunto molesta.

—No, esteee.... no tienes nada, estas muy bien mi vida.

—Entonces que es lo que te sucede, me haz estado mirado así por minutos Engin. ¿Que te pasa?— exigió saber haciendo a su esposo desviar la mirada por unos instantes antes acercarse más hacia ella y voltear a verla a los ojos.

—Tengo que hablar contigo de algo mi amor— susurro entonces llamando la atención de su esposa.

—Claro... dime— contesto ella aún con su entrecejo un poco arrugado por las extrañas actitudes de su esposo.

—Creo que llego el momento.

—¿Momento?¿De que hablas Engin?— pregunto confundida Piril mientras a su esposo se le empezaba a formar una traviesa sonrisa al mismo tiempo que se acercaba aun más como apunto de contar el secreto más grande de todos.

—Yo creo... que nuestro hijo esta, enamorado— solto Engin dejando a la pelirroja enmudecida por unos segundos, claramente nonera lo que esperaba oír, ni siquiera se lo esperaba así que su ceño se volvió a fruncir antes de contestar.

—¿Cómo lo sabes? ¿Y por que no lo se yo?— reprocho después viendo a su esposo rodar los ojos.

—No lo se con certeza. Aunque el... me conto algo— murmuro sosteniendo aun su sonrisa que pronto se convirtió en una carcajada en cuanto sintió el golpe de su esposa en el brazo.

—Dejate de tonterías y habla de una vez, no me restriegues en la cara que el te lo haya contado primero a ti— retó Piril enojada.

—¿Qué puedo decirte mi amor? El quería un consejo— contesto el orgulloso antes de escuchar que la que reia ahora era ella.

—¿Y justo te lo pidió a ti?— pregunto Piril antes de soltar a reir otra vez. —Perdoname cariño, pero ambos sabemos que eres pésimo en eso— declaro ella viéndolo fruncir el ceño.

—Eso no es cierto, por algo estoy casado contigo.

—Estas casado conmigo primero porque avanzaste gracias a Ceren, después porque Serkan y Eda te ayudaron y por ultimo... porque yo estaba enamorada de ti y si tenia que esperar hasta que lo siguieras intentando estaríamos aun mirándonos de reojo.

—Bueno eso... puede ser— estuvo de acuerdo Engin. —Aunque no viene al caso porque yo le dije exactamente lo mismo a Can, no supe muy bien que consejo dar pero le di aliento a que lo intentara, creo que le ira mejor de lo que me fue a mi solo por mi cuenta.