NUEVE

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Un nuevo dia y Can cruzaba apresuradamente la entrada a la oficina, saludando a todos con un leve asentimiento mientras sus ojos se desviaban hacia la derecha buscando a Kiraz en su lugar en la sala común

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Un nuevo dia y Can cruzaba apresuradamente la entrada a la oficina, saludando a todos con un leve asentimiento mientras sus ojos se desviaban hacia la derecha buscando a Kiraz en su lugar en la sala común.

Alli estaba, concentrada en una llamada, con sus pantalones sastreros y su camisa abierta, con sus piernas cruzadas que pronto hicieron que los pensamientos de Can se descolocaran por un par de segundos. Olvidando por completo que se prometio hablar seriamente con ella, aunque en ese mismo instante le importaban tres carajos las palabras, moria por volver a besarla.

—Buenos días— saludo viendo como ella levantaba la vista sorprendida.

—Si, eso... me encantaría señora Birol— dijo ella aun sosteniéndole la mirada. —Si, yo le informare a Can también sobre la reunión— respondio después viendo como al castaño se le formaba una descarada sonrisa que la dejo aun mas atontada.

Kiraz no pudo sostenerle la mirada sabiendo que ya cortaría la llamada por lo que se giro en la silla aun sitiendo como los ojos de Can la recorrían, el ni siquiera se había sentado, la esperaba de pie, sin perderla de vista a ella y cada uno de sus gestos.

—Kiraz— llamo el en cuanto vio que ella termino la conversación.

—Buenos días Can— respondio ella antes incluso de volver a ponerse cara a cara con el. —Ya habras escuchado mi conversación, tenemos una reunión con los señores Birol. Dentro de una semana— informo intentando apartar la vista.

—Kiraz— la detuvo él sosteniendo su muñeca para que dejara de moverse.

—Can yo...

—Lamento la interrupción— escucharon decir a Pinar.

—No interrumpes— contesto Kiraz con una sonrisa.

—Claro que si— murmuro el castaño, haciendo que a la castaña le den ganas de sonreir.

—Señorita Kiraz, sus padres no están pero llego un cliente importante, pidió hablar con usted— comento la rubia haciendo que ambos frunzan el ceño.

—¿Conmigo? Yo apenas voy llegando Pinar, como sabría que estoy trabajando aquí— respondio confundida Kiraz viendo como la asistente se encogía de hombros. —Bien, dile que pase. Hablare con el y le dire que se ponga en contacto con mis padres para programar una reunión— dijo esta vez para Can quien asintió estando de acuerdo hasta que vio de quien se trataba.

Un pelinegro, de ojos verdes caminaba hacia ellos con una socarrona sonrisa que casi descompuso al castaño.

—Can— saludo el viendo como el castaño asentia en respuesta. —Kiraz— saludo después sin ningún minimo de dismulo al recorrerla con la mirada.

—Aslan— contesto la castaña cruzándose de brazos. —¿Qué haces aquí?— pregunto haciéndolo sonreir.

—Me hago cargo del negocio familiar. Tenemos la idea de abrir un nuevo hotel el año siguiente, quería hablar con tu padre al respecto, pero me dijeron que no están— contesto Aslan. —Asi que pensé que lo correcto seria hablar contigo. Felicidades por cierto.

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