Epílogo.

169 18 2
                                    

En medio de aquella noche, asomándose por aquella ventana en un cuarto piso, yacía Simon mirando a lo más alto.

A la luna y estrellas que se alzaban en esa ocasión con tanto brillo y claridad, perdiendo su vista entre aquellos diminutos espacios que no daban espacio para la oscuridad.

Simon estaba ahí, al borde, pero ahora sin derramar lágrima alguna.

-"Sé que, aunque en ésta vida no se haya podido, princesa, habrá otra en donde yo te podré encontrar, ambos lo hemos prometido, y sé que tarde o temprano yo te volveré a ver. Te extraño.

》En la noche en que las estrellas se alzan, y brillan tanto como hoy, me es inevitable no verte entre el resplandor de cada una de ellas. A veces me pregunto si sabrás mi sentir, pero con ello mi corazón vuelve a doler.

》Aunque sea por un segundo, me encantaría tenerte frente a mí, pero sé que tampoco faltara mucho para ello."

Y ahí estaba, Simon luchando por mantenerse en lo alto, llorando en silencio, hasta que finalmente decidió callar aquellos lastimeros quejidos...

Las 100 Cartas Que Jamás Te Entregué (Simon Petrikov)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum