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        Marceline de vez en cuando va con Simon a ver como lentamente se destruye sin que ella pueda hacer nada para evitarlo.

Ha tratado de hacerlo entrar en razón.

—¿Betty? ¿Has encontrado a mi princesa?

Pero él sigue preguntando desesperado por Betty cada que la ve entrar.

Lentamente ha ido viendo como Simon ha descuidado su cabello, pues ya no luce tan arreglado como era habitual.

Ahora yace enmarañado, enredado, descuidado y lo ha dejado crecer en exceso, poco a poco a ido enloqueciendo.

Marceline trata de cuidarlo lo mejor que puede, pero a veces es imposible.

Incluso su rostro se ve cada vez más demacrado con el pasar de los días.

No puede entablar una conversación razonable con él, pues aquellas son las únicas palabras que salen de sus labios;

—¿Y mi princesa?

Marceline siempre guarda silencio cuando Simon exclama aquello.

Ella también siente que se romperá en algún momento.

Y, antes de irse, suelta un par de lágrimas.

Las 100 Cartas Que Jamás Te Entregué (Simon Petrikov)Where stories live. Discover now