016

112 18 0
                                    

        Marceline se sentía algo preocupada, pues no había visto a Simon durante un largo tiempo. Y se preguntaba si todo estaba en orden.

Por lo que, ese fin de semana, decidió ir a su hogar con una caja entre manos, al tocar, esperó unos segundos, hasta que pasaron dos minutos fue que Simon abrió.

Él lucia con notables ojeras por cansancio y al parecer, algo de estrés, su humor tampoco era el mejor, pues de inmediato Marceline notó la tristeza que descargaba su ser.

—¿Qué ha pasado?— Preguntó ella con duda y preocupación en su voz.

—Ella me ha dejado plantado y desde entonces no la he visto.— Simon respondió en seco.

Y en ese momento, Marceline supo que no debió dejar que aquello pasará, no debió dejar que de nuevo le rompieran el corazón a Simon...

—Simon... Yo...— No sabía realmente que decir, pues ella también se sentía algo culpable por haberlo dejado pasar. Pues bien pudo evitarlo...—. Yo he traído esto, necesito hablar contigo.— Entonces señaló la caja en sus manos.

Al principio Simon no lo comprendió, la dejó pasar aunque realmente no deseaba hablar con nadie.

Él yacía con notable duda, Marceline comentó que esa caja se la había dejado él hace un tiempo. Pero Simon no lo recordaba realmente, ella lo sabía, lo había entendido la última vez que hablaron y por ello era que había decidido mostrárselo una vez más.

Eran fotografías.

Las 100 Cartas Que Jamás Te Entregué (Simon Petrikov)Where stories live. Discover now