Capitulo 3

24 3 2
                                    

Emma,

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Emma,

Me encontraba sentada sobre la enorme cama de mi habitación. Ha pasado una semana desde que conocí a mi papá, jamás me había sentido tan amada por alguien, él ha estado al pendiente de mi en todo momento.

Justo ahora estoy sudando como un cerdo, mis brazos hormiguean y tengo un intenso dolor en el pecho. Mi padre me comentó que se le llaman ataques de ansiedad, al parecer planea llevarme con un psicólogo.

¡¿ Y cómo no estar nerviosa!? Si estoy a punto de conocer a su familia, ósea a mi familia. ¡Estoy muerta del susto! Qué pasa si no les caigo bien, trato de pensar de manera positiva, pero por mi mente pasan un sinfín de cosas malas que podrían pasar.

Me coloco de manera fetal sobre el piso sintiendo como las lagrimas inundan mis ojos.

Escucho como tocan a la puerta, pero el nudo en mi garganta no me permite contestar.

— ¿Princesa qué sucedió? — preguntó mi padre mientras me levanta entre sus brazos.

— Yo... yo estoy muy asustada — logré decir.

— Todo va a estar bien mi amor, te lo prometo — dio un tierno beso en mi frente.

— No me siento bien papá —.

— Has pasado por muchas emociones fuertes los últimos días cariño, te voy a dar una de las píldoras que te recetó el médico —. Se acercó hacia uno de los burós de mi cama y tomó una de las cajas de medicina.

Me dio un vaso de agua y colocó la pastilla en mi mano — Verás que esto te hace sentir mejor —.

Y permanecimos así, en silencio un buen rato hasta que el malestar abandonaba mi cuerpo. Hasta ahora había notado que mi padre sabía justo lo que debía decir en cada situación, o si sólo debía darme un abrazo de esos en los que sientes que no cabe ni un mosquito en medio.

— Okay mi niña es hora de irnos. ¿Estás lista? — preguntaba mientras acariciaba mi cabello rizado — Te ves hermosa —.

— Gracias papá — dije sintiendo como se ruborizan mis mejillas.

    Nos dirigimos hasta la camioneta en la entrada del hotel, la brisa de los árboles acarició mi rostro. El camino fue silencioso, el único ruido era la radio y el viento corriendo en dirección contraria hacia nosotros.

El vehículo se detuvo frente a un enorme portón. Bill baja del auto y nos abre la puerta, mi padre me extendió una mano para ayudarme a bajar, mi corazón empezó a latir más rápido y los nervios crecieron más.

El diario de Emma JacksonWhere stories live. Discover now