VII

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No podía estar pasándole esto.

— Yo... Eh... Yo soy... — se reincorporo en el lugar y no esperó más para salir corriendo de allí.

— ¡Hey! ¡Espera! — Roger, confundido, siguió a esa... chica. No sabía porque, pero había captado su atención.

John corrió, escabullendose entre la gente y mientras tanto seguía buscando a Freddie.

"Carajo Freddie ¿Dónde estás cuando te necesito?" Pensaba mientras seguía buscando.

Escuchaba el llamado de Roger, pero no pensaba frenar por nada del mundo.

— Aún es muy temprano para sacarme la ropa, Roger — dijo para si mismo en voz baja.

El rubio la empezaba a perder de vista, así que aceleró la caminata y empujó con cuidado a algunos de los invitados que estorbaban, después de todo no podrían decirle nada, era el rey.

John seguía avanzando hasta que una mano lo tomó del brazo y lo arrastró fuera de la multitud y ahí se da cuenta de que se trataba de Taylor.

— Roge- digo... Príncipe... Taylor — los nervios estaban a flor de piel.

— Está bien — ríe un poco al notar los nervios de la chica — tranquila, perdón si fui algo brusco al sacarte de allí

— Descuida — dice acomodándose el vestido y continúa tratando de localizar a Freddie sin grandes resultados.

— Es que... La ví tan... Llamativa y quería preguntarle su nombre, le diría el mío pero... Veo que ya lo sabe.

John ríe nervioso — si... Es que... Emm... Todos aquí conocen al gran Taylor...

— Bueno, soy el rey.

Se formó un incómodo silencio para Deacon, pero Roger vuelve a insistir.

— Entonces... ¿Puedo saber su nombre?

"¿Nombre? No hablamos de esto con Freddie"

— No se...

— ¿No sabe su nombre? — la miró extrañado.

— ¡No! No quise decir eso... quise decir — tomó aire mientras pensaba en un nombre — me llamo Johana... — muy obvio para él

— Johana... Lindo nombre — la mira y le sonríe.

Ambos vuelven a guardar silencio. John miraba hacia el otro lado, tratando de localizar a su amigo. Roger vio hacia donde estaba mirando y le pregunto curioso.

— ¿Quiere recorrer el castillo? — le extiendió la mano caballerosamente.

El castaño no sabía que responder. Pero recorrer el lugar sería bueno para su búsqueda.

— ... Claro... Encantad... A — sonrió y tímidamente tomo la mano de Roger.

Se sintió bien volver a tener contacto físico con el rubio, por más que no supiera que se trataba de John a quien estaba invitado a recorrer el lugar.

— Estupendo.

Comienzan a caminar. La necesidad de John por encontrar a su amigo había disminuido un poco, ahora estaba más nervioso por finalmente haber logrado pasar tiempo con el rey. Solo eso era lo que necesitaba para ser feliz en esos momentos.

El primer trayecto fue silencioso, John miraba el lugar como si fuese la primera vez que lo hacía, y Roger lo miraba curioso.

— Entonces... ¿De dónde eres? — le preguntó el rubio.

El príncipe TaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora