XIII

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Ambos hombres permanecían callados, concentrados y consumidos en sus respectivas tareas. John revisaba algunas hojas y las ordenaba mientras Roger escribía en otras. De vez en cuando se intercambiaban alguna que otra mirada cómplice buscando la correspondencia del otro, pero jamás llegaron a conectarlas.

John detuvo su actividad para masajear un poco su nuca, le molestaba bastante luego de estar tanto tiempo sentado en la misma posición, comenzaba a sentir que al siguiente día estaría contracturado. Roger lo observó y sonrió inconscientemente.

— Puedes descansar si quieres — soltó intentando parecer indiferente, mientras seguía haciendo sus cosas, pero el tono dulce de su voz cuando le hablaba a John era incontrolable.

— No me vendría mal — dijo en un suspiro de alivio.

Dejó las hojas en el escritorio un poco desordenadas, de todas formas tendría que volver a revisarlas luego, y se recostó mejor en el asiento consiguiendo una postura más cómoda. El rey imitó la acción y soltó una pesada exhalación.

— ¿Que fue lo que hiciste este tiempo? — preguntó John para entablar una conversación.

Roger lo miró extrañado.

— ¿Hablas de hace un rato? — John asintió — salí a cabalgar con Dominique, llevaba tiempo insitiendome para salir, tuve que hacerlo — rió levemente, intentando disimular lo incómodo que lo ponía hablar de Dominique frente a Deacon.

— ¿Tuviste que? ¿No querías realmente? —el castaño indagó más, metiendo sus narices en los asuntos de Roger. La realidad es que deseaba enormemente escuchar salir de la boca del hombre de la realeza comentarios negativos sobre su esposa.

Roger no respondió, su rostro se puso serio y evitó contacto visual con John.

— ¿Por qué preguntas? — dijo algo a la defensiva.

— Solo quería saber — John decidió no volver a hablar más, no quería molestar al rey, aunque la curiosidad lo consumía.

Roger se volteó hacia él.

— Pensé que ya sabías — el tono de su voz pareció cobrar cierta serenidad. Cómo respuesta obtuvo una expresión de confusión por parte de John, a lo que Roger soltó una risita pícara — te ví espiando por la ventana.

Los roles se invirtieron, ahora era a Deacon al que se le aceleraba el corazón. El rostro del castaño se pintó de color rosado, él juraba que nadie lo había visto, fue cauteloso y cuidadoso, pero al parecer no fue suficiente. Roger siempre lo descubría, pues era un hombre muy observador.

Taylor notó la reacción en su acompañante, y gozando del momento, continúo.

— Descuida... Solo yo lo noté. Dominique es muy despistada.

— Lo siento mucho, no quise incomodarlo, yo... — hizo movimientos nerviosos con las manos.

— Hey — lo detuvo hablándole con cariño — ¿Te gustaría cabalgar?... ¿Conmigo? —sacó su mirada de encima del castaño, no quería que lo viera sonrojarse.

John tardó unos momentos en digerir la propuesta y pensar una digna respuesta. Obvio que quería ir con él, pero debía responder de forma que no se notara su gran deseo por acompañarlo.

— Me encantaría — sonrió al finalizar, y su acción fue imitada por el rey.

— Vamos entonces.

|...|

Roger guío a John hasta los establos. Ésta vez no había empleados, no estaba Beatrice cerca y Dominique parecía estar en otro universo. Solo eran ellos dos.

El príncipe Taylorजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें