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CAPITULO SEIS

─: cuarto año :─

── IN WHICH SHE WAKES

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A la mañana siguiente, Jane se despertó bastante temprano, pero el amanecer había pasado y el sol de la mañana entraba a raudales por la ventana abierta, las cortinas de velo ondeaban con la brisa.

Los rayos del sol estaban llenos de partículas flotantes de polvo, agitadas por el viento suave y cálido que se movía por el ático, alborotando el cabello rojizo de Jane mientras se sentaba, tirando de el completamente hacia atrás con una cinta blanca, inclinando su espalda hacia el espejo de pie en la esquina de su habitación mientras ataba el lazo.

No podía holgazanear en la cama, sin importar cuan suave fuera la manta que cubría su cuerpo durmiente, a pesar de que casi estaba demasiado caliente para uno. Y así, en lugar de volver a acostarse y disfrutar de la mañana con un libro, se levantó de la cama.

Jane se había duchado la noche anterior, pero camino por el pequeño ático y entro en el diminuto baño frente a la puerta de su habitación, empujo la puerta para abrirla y la encontró en una situación similar a la de su habitación, con las ventanas abiertas de par en par y el sol brillando.

En lugar de ducharse, simplemente se lavó la cara con agua fría, se lavó las manos y luego desato la cinta con un suspiro, paso un cepillo por su cabello y ato el lazo una vez más.

Regresando a su habitación, Jane cambio su pijama por un par de pantalones cortos de mezclilla, debatiendo sobre una camisa y eligiendo una blusa de malla. Estaba estampada con flores y tenía mangas bastante abullonadas, un escote pronunciado que se ajustaba en el centro, y, donde la camisa se unía con la mezclilla, se combaba y fluía hacia afuera.

Poniéndose un par de zapatos, agarro la misma bolsa que había usado el día anterior, coloco un segundo libro junto a los dos que había tomado ayer, así como su cuaderno y bajo las escaleras.

El desayuno estaba en pleno apogeo cuando Jane puso un pie en la cocina, Flora se inclinó sobre una taza de té y Angela se paró junto a la estufa—. ¡Buenos días cariño! —la mujer anuncio, deslizándose de su asiento y saludando a Jane con un abrazo, acercándola a las sillas—. Ahora, Angela estuvo bastante feliz de prepararte el almuerzo para ti y tu amigo y ya está empacado.

—Gracias —Angela empujo el paquete frente a Jane, quien lo metió en su bolso y le sonrió a la mujer.

—No hay problema. Es agradable volver a hacer almuerzos para llevar, me recuerda cuando mis hijos estaban en la escuela —Ángela sonrío—. Acabo de preparar tu desayuno, y mientras lo comes, preparare una porción para ese amigo tuyo.

Jane volvió a agradecer a la mujer, comió su propio sándwich de tocino mientras se lo colocaban frente a ella, escuchando a Flora murmurar sobre su dolor de cabeza. Y, mientras miraba el reloj, Jane se levantó de su asiento.

—Realmente debería irme —Jane sonrió, mirando entre las dos mujeres—. Lo siento si es un problema que no esté aquí y no pueda ayudar.

—No, no te preocupes por eso —Florence sonrió, tomo el sándwich de tocino empaquetado y lo coloco en la mano de Jane —. Ángela y yo estamos bien. Además, invitare a algunos trabajadores a revisar algunas cosas.

—Si está bien, ¿podrías hacer algo de horneado en algún momento? Solía hacer muchas cosas en el hogar y me gustaría hacer algunas cosas —Jane casi había salido de la cocina cuando se dio la vuelta. Fue recibida con asentimientos.

—Solo dime lo que necesitaras cuando regreses —dijo Florence con una sonrisa, levantándose de su asiento y caminando hacia Jane, pasando un brazo alrededor de sus hombros y caminando con ella hasta la puerta principal—. Diviértete, cariño. Y sé que eres una chica inteligente, pero ten cuidado, por favor.

—Intentare dar lo mejor de mí —Jane sonrió y se dirigió por el camino mientras Florence le hacia señas para que se fuera hasta que doblo la esquina. La chica Everleigh se abrió camino por el camino, empujando la puerta cubierta de hiedra y hacia el pueblo.

Era una hermosa mañana, los pájaros cantaban en los arboles con su melodía alegre habitual y el clima era perfecto, las nubes en el cielo eran de un blanco esponjoso maravilloso.

Jane y Harry acordaron reunirse en el árbol bajo el cual habían estado sentados el día anterior, así que en lugar de dirigirse a la ciudad de Little Whinging, Jane uso el mapa para llegar al puente verde desde las afueras, pasando grupos de pequeños niños al sol.

Después de cruzar al puente verde, que era de un verde mucho más pálido de lo que alguna vez habría sido, la pintura se habría descascarado y oxidado con el paso de los años, Jane camino por el sedero junto a la orilla del rio, los tallos de hierba le hacían cosquillas en los tobillos.

Y cuando llego al árbol, Harry aún no había llegado. Pero con una mierda al viejo reloj atado a su muñeca, Jane se encontró allí antes de lo que esperado.

Con una mirada contenta en sus ojos, saco su libro, llevándose las rodillas al pecho y comenzando a leer, esperando que llegara al chico Potter.

No tomaría mucho tiempo y luego estarían fuera.

𝗷𝗮𝗻𝗲, harry potterحيث تعيش القصص. اكتشف الآن