ocho

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Había pasado una semana y Kaida no tenía noticias sobre Kazutora

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Había pasado una semana y Kaida no tenía noticias sobre Kazutora. Intentó de todo para dar con su paradero, pero nadie lo sabía, ni siquiera Baji. Le habían contado que en una pequeña junta que tuvieron, y que Kaida no pudo estar presente, Hanemiya simplemente se fue. A la chica le supo mal, ya que no pensó que la dejaría si siquiera darle un buen motivo o pensar en cómo se estaría sintiendo ella en estos momentos.

Lo extrañaba, claro que lo hacía. Después de todo Kazutora era su confidente y cómplice en todas las travesuras que hacían juntos. Pero había un real motivo del cual Kaida ni siquiera era capaz de pensar bien en las excusas que le daría cuando lo encontrara de nuevo, y ese era que ella gustaba de Hanemiya, por eso esa pronta desaparición de él le causó tanto daño.

El miedo que tenía de que las personas que más quería se alejaran de ella se estaba volviendo realidad poco a poco y eso le hacía doler el pecho.

Miró por unos segundos aquel frasco de vidrio que ni llevaba la mitad de dinero que necesitaba para comprarse lo que más quería y por un momento sintió asco de solo pensar en las formas más rápidas para hacer dinero. Sin embargo, denigró todas esas ideas de su mente y se concentró en su realidad. Ella ya no vivía con sus padres biológicos, su mamá la había abandonado y ya no sabía de su paradero y su padre ni siquiera la extrañó cuando el día de su undécimo cumpleaños jamás volvió a casa.

Ahí se daba cuenta de que su vida nunca fue algo planeado y quizás producto de una sola noche. Pues eso pensaba, ya que tampoco había escuchado la versión de sus padres y en estos momentos tampoco tenía ánimos de descubrir todo.

—Permiso. —Keisuke abrió la puerta y miró a su hermana adoptiva que se encontraba acostada en la cama mirando fijamente el techo con una expresión seria—. Te traje algo para comer.

—No tengo hambre.

—Mi mamá lo preparó para ti, es tu postre favorito.

Ante eso, Kaida se sentó y recibió aquel pie de limón con una leve sonrisa. Era su postre favorito en todo el mundo. Baji sonrió un poco al verla comer, pues estos días costaba un poco que se alimentara de mejor forma. Realmente le había afectado la salida de Kazutora.

—¿Lo extrañas? —Kaida asintió sabiendo que su hermano se refería a Hanemiya—. Mikey dice que lo vio peleando en un peladero cerca de aquí. —ella dejó de comer para mirarlo con ojos esperanzadores—. ¿Quieres ir con nosotros?

—No tienes ni que preguntarlo. —dijo casi emocionada, pues a pesar de estar un poco molesta con él, lo único que quería era verlo bien.

Keisuke esperó a que su hermana estuviera lista y una vez hecho, se pusieron en rumbo hacia donde supuestamente Kazutora había sido visto por Manjiro. Kaida se sentía ansiosa, un cosquilleo intenso había atacado su estómago y tuvo que parar un par de veces para tomar aire. ¿Por qué se estaba sintiendo tan así? No le gustaba depender de la gente, pero lamentablemente y de forma inconsciente lo hacía. Baji tomó su mano y le regaló una sonrisa que mostraba sus colmillos. Le estaba dando apoyo y eso Kaida lo agradeció bastante.

Cuando llegaron al sitio, Kaida soltó la mano de Keisuke y corrió en donde Kazutora estaba tirado en el suelo luego de recibir unos golpes del nuevo grupo de amigos de Junpeke. Le estaba dando su merecido por la última vez, pero Hanemiya no logró vencerlos a ser uno contra más de diez. Tomó asiento a su lado en la tierra y Baji se puso al otro costado, esperando algún tipo de reacción de su amigo, pues estaba con los ojos cerrados, inconsciente.

Hanemiya se sentó y miró a su izquierda, en donde Kaida lo miraba con algo de preocupación, pero igual había un pequeño brillo de molestia. El chico miró al frente, lleno de vergüenza.

—Que aterradora cara tienes. —dijo Keisuke—. Si sigues poniendo esa cara no podrás hacer amigos, ¿Sabes? Y asustas a Kaida, así que deja de lado esa expresión.

—¡¿Baji?! —estaba sorprendido de que sus dos amigos estuviesen aquí—. ¿P-Por qué están aquí ustedes dos?

—Mikey me contactó y escuché el rumor de que te golpearon. —habló con seriedad—. Tampoco podía no traer a Kaida, le debes una buena disculpa, ella realmente estuvo mal.

Kazutora enseguida la miró, pero ella tenía la vista al frente, dejando a la vista su lindo perfil. Sus cabellos se movían al compás del viento. Se veía realmente bonita, pero Kazutora le había hecho daño y a él le dolía tener que verla tan seria. Y más encima por su culpa.

—Mira, echa un vistazo. —le dijo Baji y Hanemiya observó lo que Kaida también estaba viendo hace momentos atrás. Todos los chicos de la pandilla de Junpeke estaban en el suelo acabados gracias a Manjiro.

—¡¿Los derrotó a todos él solo?!

—Kazutora, no les des tantas vueltas. Solo piensa que cuando un amigo está sufriendo, lo protegeremos con todas nuestras fuerzas. Eso es todo.

Kaida se puso de pie y esperó unos minutos a solas tratando de calmar sus ansias por llorar.

—Kaida. —habló Baji tras de ella—. Kazutora te está esperando para conversar.

—Gracias.

La chica se dio la vuelta y caminó hasta donde Hanemiya, quien seguía sentado en la tierra con ojos llorosos y una postura avergonzada. Kaida se puso en cuclillas y tomó el rostro de Kazutora entre sus manos, el chico se sintió peor aún, pero para sorpresa de él, los ojos de Sugawara demostraban más cariño que otra cosa.

—No me vuelvas a dejar de esa manera. —su voz se rompió, abrazándolo por su torso, provocando que ambos quedaran acostados en el suelo. Kaida había comenzado a llorar de forma desesperada sobre su pecho—. ¡No me vuelvas a preocupar así, Tora!

Hanemiya no aguantó más y también se puso a llorar, cubriendo sus ojos con su antebrazo izquierdo mientras que con el otro abrazaba a Kaida.

—Tenía miedo, fui un cobarde. —sollozó el chico—. Lo siento mucho, Kaida. ¡Lo siento tanto!

Kaida solo sollozaba y se aferraba a la camisa de Hanemiya, deseando que nunca más se separara de su lado. La chica se apoyó en sus manos y miró a su amigo desde su altura. Las pocas lágrimas que quedaban en ella cayeron en el rostro golpeado de Kazutora.

—Nunca más te voy a volver a preocupar de esta forma. —lo prometió—. Te lo juro.

Entonces Kaida por fin le pudo regalar la primera sonrisa de amor que Kazutora nunca antes en su vida había visto.

Entonces Kaida por fin le pudo regalar la primera sonrisa de amor que Kazutora nunca antes en su vida había visto

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pretty boy || kazutora hanemiyaWhere stories live. Discover now