#2 Implicit. ©

016.

Una vez que estuve libre, seguía incrédula ante todo lo que estaba pasando. Jesse parecía sobrepasado, pero me fijé en su rostro y nada de esto le tenía desconcertado. ¿Conocería a la otra mujer, también? Estaba empezando a dudar de si esto era parte de algún teatro o montaje por su parte y desconfié de Jesse.

Me pregunté de qué conocería a aquella mujer, unos celos me inundaron por completa de forma inesperada. No me reconocía ya. Necesitaba las respuestas, aunque fuera para quedarme tranquila.

—¿Por qué has traído a Kelly?

Mis sentidos entraron en alerta en cuando lo escuché pronunciar ese nombre. ¿Así se llamaba la chica que venía con Jason? Parecía mucho mayor que yo... y me pregunté qué papel tendría en la vida de estos dos.

Jason sonrió como si le gustara que hubiera sacado el tema. Yo estaba allí en silencio, presenciando aquella escena, sabiendo que algo de esto haría que cambiara todo el juego.

—¿No te ha hecho ilusión ver a tu ex prometida? —Se me cortó la respiración cuando asimilé esas palabras. Me esperaba cualquier cosa menos aquello. Lo sentí como una jarra de agua fría. Me quedé en silencio, esperando la respuesta de Jesse—. ¿Cuánto tiempo hace que no la ves?

Vi cómo apretaba la mandíbula, mirando fijamente a Jason. Me dio curiosidad saber todo aquello, pero él no respondía. No sabía si era porque yo estaba aquí escuchando todo o por algún otro motivo distinto. Aun así, quería saber. Mi paciencia pendía de un hilo.

—De aquello hace mucho tiempo —respondió Jesse con la mandíbula tan apretada que apenas lo vi mover la boca. O tal vez sería por lo inesperado de la situación.

—Y seguro que lo recuerdas como si fuera ayer... —insistía Jason, que parecía muy entretenido y divertido con esta situación— Te afectó mucho, hermanito.

Jesse estaba tenso, apenas se movía y no parpadeaba, con la mirada fija en Jason. Sabía que estaba poniendo a prueba sus límites y no quería darle el gusto de darle la razón enfadándose. Lo que más miedo me daba es que le siguiera afectando lo que él le decía porque, de una forma u otra, significaba que seguía sintiendo algo por ella y no había dejado ir el pasado.

—Sigues presumiendo de lo que pasó ¿y de verdad piensas que eres mejor que yo? —Nunca había escuchado a Jesse con aquel tono tan duro y frío. Hasta Jason se quedó impresionado. Yo estaba atenta al más mínimo movimiento, intentando buscarle sentido a aquello y por qué yo estaba en medio de todo eso.

—No lo pienso, sé que lo soy —fue la réplica de Jason—. Nunca pudiste darle hijos, cosa que yo sí.

Se me cortó la respiración en un segundo y sentí que me faltaba el aire. Aquella habitación se me hacía cada vez más pequeña y no veía ninguna salida. No supe en qué momento empezó todo, pero tenía las mejillas húmedas y la vista borrosa. Las lágrimas me hacían cosquillas en la barbilla, pero ni siquiera sabía por qué. Tal vez el estrés emocional al que había estado sometida todo este tiempo, o tal vez nunca fui tan fuerte como solía presumir de serlo.

Lo único que tenía como certeza es que, en algún momento en toda esta historia, perdí a mi antigua yo. La Scarlett a la que no le importaba absolutamente nada ni nadie, que sólo se preocupaba de ella misma. Y quería volver a ser la de antes, pero no sabía cómo.

Jesse no había dicho nada, simplemente había agachado la cabeza mientras fruncía el ceño. El hecho de que no negara absolutamente nada de aquello me dolió más. Nunca me había contado nada de eso, y yo tampoco pregunté sobre su pasado. Quise pensar que no me ocultaba nada cuando me dijo que no tenía a nadie. Y todas sus mentiras me habían arrastrado con él hasta aquí.

—Todo el esfuerzo que has estado poniendo para que nada de esto saliera a la luz, por Scarlett, y se ha enterado de la peor manera, ¿no crees? —Jason no paraba con las burlas hacia Jesse sobre todo esto y yo no entendía por qué me molestaba si fue mucho antes de conocerme a mí, mucho antes de entrar a prisión, suponía—. Y, ahora, mírate, patético e incapaz de formar una sola excusa para tu novia sobre todo esto.

Lo que más me molestaba de todo era que, a pesar de todo, la chica de la que estaban hablando estaba ahí fuera y yo mientras sufriendo y aguantando toda esta situación que no me merecía. Los problemas venían a mí tal y como un asesino volvía al lugar del crimen.