Capítulo 53

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~Ney~

¿Estado? ¿A qué se refería con “estado”? Una idea cruzo mi mente y el pánico me invadió. ¡No! ¡No! Tenía que ser un error, esa no podía estar preñada, no, no y mucho menos de Jae. ¡No! 

― ¡Contesta! ―Demande sintiendo que la sangre me ardía. Pero antes de que pudiera decir algo más, sentí la presión de las manos de Max sobre mis brazos y como me arrastraba con violencia fuera del pasillo, lejos de Jae y de esa mujer― ¡Suéltame! ―Exigí soltándome furiosa de sus manos― ¿Qué quiso decir Jae? ―Insistí mirándolo colérica. Max se limitó a mirarme con frialdad. ¿Y ahora que le pasaba a este tonto? 


―Ese no es asunto tuyo ―Contesto con indiferencia. ¿Que no era mi asunto? tenía que estar de coña. Desde luego que era mi asunto, Jae era mío. Y por la forma en la que se había preocupado por esa estúpida y como la miraba, casi estaba asegura de que ese niño era de él. El estúpido de Seung ni quiera tenía interés en ella. ¡Maldición! ¡Maldición!


― ¿Esa maldita está embarazada? ―Pregunte gritando. Me tomo del codo y me fulmino con la mirada.

 
―Eso no te importa ―Mire fijamente sus ojos. No lo negaba ¿Por qué? ¿Por qué no negaba mi pregunta?


―Por su bien espero que no sea así ―Le asegure. Sentí como sus dedos se clavaban en mi piel con violencia.

 
―Atrévete a ponerle un dedo encima y te juro que te vas a arrepentir ―Solté un carcajada.

 
―No me digas que te gusta también esa mustia ―Su típica careta despreocupada cayo y vi su desconcierto― Eres patético ¿Lo sabias? Parece que solo te gusta recoger las sobras de Jae ―Sus ojos brillaron con furia y me soltó con brusquedad

―No digas tonterías.

―Me das lastima.

―Y tú a mí me das asco ―Dijo mirándome como si tuviera la peor de las enfermedades. De nueva cuenta me burle de él. Desde siempre había muerto de amor por mí y por tocarme, eso era imposible.

― ¿De verdad? ―Farfulle mientras me pegaba a él, quien intento retroceder, chocando con la pared― No puedes dejar de desearme y lo veo en tus ojos.

―Realmente no tienes vergüenza.

―Tal vez, pero tú no tienes nada, eres solo su perro faldero…

―Max ―Vi aparecer a un costado a la sombra de esa tipa. Quien nos miró con los ojos como platos― Te llama el señor Kim ―Murmuro. Max me empujo.

―Recuerda lo que te dije ―Murmuro bajo― Mantente alejada de ella ―Sonreí con ironía.

―Lo que tú digas ―Me mofe. Max camino hacia ella y los vi alejarse. Esto no se quedaría así, de ninguna forma.

 

~Narrador~

Max miro con cierta inquietud a Soledad, quien se limitó a bajar la mirada y a caminar sin decir nada. A pesar de que no estaba haciendo nada, la manera en la cual Ney estaba sobre él, cuando ella había llegado, resultaba demasiado comprometedora.

La Esposa de mi HermanoWhere stories live. Discover now