XVI

2.8K 448 50
                                    


Jungkook se asomó por la puerta, notando al pelinegro sentado en el escritorio con una expresión de aburrimiento, su mentón se posaba sobre sus puños y fingía escuchar al hombre que hablaba frente a él, era uno de esos aburridos días en los que su tutor le hacía querer desaparecer de la faz de la tierra, pues le aburría tanto, que a su mente solo llegaba el pensamiento de cuánto disfrutaría estar entre las cómodas sábanas de seda.

Veinte minutos después, Jeon, quien se había ido a su habitación, volvió al cuarto en donde aún seguía el joven Kim. A diferencia de antes, ahora tenía su cabeza sobre el escritorio y ambos ojos se cerraban de manera en que el de rizos parecía estar dormido.

Jungkook tocó la puerta para avisar que entraría, Taehyung no se negó pues diferenciaba bastante bien la forma en que Jeon llamaba a la puerta.

—¿has terminado tus clases?—cuestionó el castaño, el otro asintió.

—Han sido bastante aburridas—se quejó— cuando dije que quería estudiar, me refería a estar en un salón con varias personas, no pasar horas encerrado junto a un hombre de avanzada edad.

—Creo que tengo un nuevo miedo—dijo Jeon.

—¿Cual?

—Que opines lo mismo que me acabas de decir cuando estoy contigo.

—Bobadas, al menos tu me haces reír, el otro hombre no hace más que hablar sobre números y negocios.

Jungkook rió, llevó su mano hasta la cabeza del pelinegro y alborotó su cabello, de forma en que los rizos del muchacho cubriera su cara.

—Ven, desestrésate un rato—llamó Jungkook—vamos a caminar o tomar aire fresco, tu espalda debe doler por estar sentado todo el día.

El que recién habló, tomó del brazo al pelinegro y casi jalándole lo obligó a ponerse en pie.

—No quiero caminar o ir a cualquier lugar, estoy aburrido de estar en casa—expresó.

—En ese caso, conozco un lugar en el que te gustaría estar.

—Si es fuera de estas tierras, mucho mejor.

. . .

Tres personas caminaban por las calles de Londres, dos hombres y una joven, paseaban fascinados y a la vez  extrañados.

—¿Hacia donde nos dirigimos?—habló la fémina, quien trataba de acelerar el paso para caminar al ritmo de sus mayores.

—Cuando estemos ahí, lo sabrás—respondió Taehyung, quien a pesar de tampoco tener idea alguna de hacia donde se dirigían, seguía a su querido Jeon.

Caminaron por varios minutos hasta que la alegre música tomó la atención del ciego y los gritos de su hermana le perturbaron.

—¡Es una feria, es una feria!—dijo la de cabellos oscuros, cuya emoción ganaba ante sus "modales de señorita"—Oh Hermano, el señor Jeon es genial, nos ha traído a una feria—expresó Yerim antes de salir corriendo hacia uno de los tantos puestos.

—A pesar de que no puedo ver, apuesto a que este es un lugar encantador.

—Oh, lo es—aseguró Jeon— caminemos o perderemos a tu adorable hermana—siguieron a la chica por un buen rato, y una vez estuvieron aburridos de ir de un puesto a otro, decidieron subir en uno de los pocos juegos, uno que se aseguraba era capaz de llevar a alguien hasta las alturas.

Debido a la intriga que causaba el artefacto, no mucha gente se subía, pues pensaban que en algún momento terminarían por caer o que se le pareciera, cuando ambos jóvenes entraron estaban bastante emocionados, y una vez comenzaron a subir, Jungkook aferró su mano en sus pantalones, pues se asustó al ver la altura que había desde el suelo hasta donde estaban ellos. Taehyung notó como la respiración de Jungkook se había detenido.

—¿Qué tan alto estamos?—dijo el ciego tras relamer sus labios.

—puedo ver la ciudad desde acá.

—Entonces es bastante—dijo Kim serenamente, y es que se imaginaba como sería aquella vista y cuál era la expresión de su querido, tuvo un pensamiento tan lindo, tan calmo que su cuerpo se giró tomando a Jungkook en un abrazo y pasando los brazos del otro hacia su cuerpo.

Jungkook se asustó.

—¿no te asusta? Que nos vean—cuestionó con nerviosismo.

—Mon chérie, tu puedes ver la ciudad, pero ellos no pueden vernos a nosotros.

Las palabras de Kim, le dieron a Jungkook la confianza suficiente como para devolverle el abrazo, justo donde estaban, en lo alto y en medio de tanta calma, ambos posaron sus cabezas sobre el hombro del contrario, aferrando sus brazos al cuerpo del otro y suspirando sincronizadamente.

—Para ser honesto—susurró el castaño—este abrazo ha calmado mi vértigo.

—Es por eso mismo que te he abrazado—susurró el ciego y acomodó su rostro, hasta acurrucarse en medio del cuello de su amado.

Ahí en lo alto, nadie pensaría y mucho menos miraría un momento tan íntimo como el de ambos amantes abrazándose en un silencio tan cómodo en el que solo sus suspiros alcanzaban a oírse, donde el viento hacía sus cabellos entrelazarse y donde la cercanía de ambos cuerpos, les hacía saber a ambos la explosión que experimentaban sus corazones.

—Deberíamos venir una vez más—dijo el aristócrata—volvamos cuando pueda observar el paisaje junto a ti mon chérie.

. . .

—Es un gusto tenerle de visita señor Kim ¿se le ofrece algo?

—Una taza de leche estaría bien. Doctor Jung  discúlpeme la molestia que pude haberle causado al venir sin previo aviso, pero es que me encuentro inquieto. El estado de exaltación en que mi hijo experimenta estos días me ha llegado a preocupar, y que es temo que se encuentre así por una esperanza que se le ha dado, por eso me preguntaba... ¿realmente podrá operarle?

—Señor Kim—irrumpió él hombre—La operación puede hacerse.

—¿Con éxito?

—¡Ah!... eso no se puede decir. Pero para mí sería un gran placer darle la vista a alguien que tanto la merece como su hijo, es un joven bastante inteligente y es por eso que la ciencia se encargará de traerlo del mundo de las ilusiones a los colores de la realidad.

—¡Señor Jung es usted un excelente hombre!

—déjeme sincerarme ante usted, he examinado a conciencia este caso, y no encuentro motivos suficientes para decir que "no tiene cura" yo no le aseguro una curación completa, pero tampoco la creo imposible.

—Nada es imposible gracias a Dios y la ciencia, si me disculpa me retiraré agradecido con usted— el hombre de alta estatura se despidió y tras eso, se dirigió a su casa sintiendo una inquietud menos, pues ya sabía que la operación de su hijo era algo seguro, y con ello venía la certeza de que Taehyung ya no necesitaría más del castaño, lo que significaba que su esposa, finalmente dejaría de quejarse sobre el porqué no le gustaba la amistad que aquellos dos se traían.


Burning Love [KTH+JJK]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ