XIII

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Pocos días después de que él joven Kim viajara a Gales, Jungkook enfermó, se contagió de catarro debido al cambio en el clima, eso explicaba las horribles jaquecas que le incomodaron por varios días, Jungkook estaba bien, pues se había acostumbrado a enfermarse durante el invierno, y él afirmaba que en pocos días estaría perfectamente, listo para reencontrarse con Taehyung.

Durante todo ese tiempo, Yerim, la menor de los Kim, se dedicó a visitar  a Jungkook de vez en cuando, se aseguraba de que él chico estuviese bien. La jovencita se adentró en el pequeño pero cómodo dormitorio de Jeon, cerró la puerta de caoba y caminó hasta una de las orillas de la cama de Jungkook.

—¿Cómo se siente hoy?—cuestionó la quinceañera.

—Mucho mejor que ayer, gracias por preguntar—dijo aquél que se encontraba envuelto entre las sábanas blancas de algodón, no tardó mucho para que el silencio se hiciera presente, pues la de ojos avellana se concentraba en tomar la temperatura de Jeon— Señorita Kim...—interrumpió— ¿Ha sabido usted sobre su hermano?—expresó con cierta melancolía.

Yerim sonrió y asintió dos veces—Volverán la semana entrante, espero que su salud mejore para entonces— su atención volvió al termómetro— Treinta y siete grados, usted se encuentra bien ¿ha tomado los medicamentos que le dijo el doctor?

—Lo he hecho, exactamente en los horarios que usted dijo.

—Que bien que lo haya hecho— Yerim se levantó del banco, tomó los platos de la cena del día anterior y se despidió de Jeon con una agradable sonrisa.

Jeon no comprendía el porqué la adorable muchachita insistía en cuidarle, fácilmente pondría a una de las tantas sirvientas si quisiera, pero tal parecía que cuidar de él le distraía de la incomunicación que tenía con su familia; se levantó de su cama, sus pies sintieron el áspero y frio tacto con el piso, caminó hasta la ventana y una vez ahí como era costumbre, miró los jardines, inconscientemente llevó su mano a su pecho del cual colgaba el collar que le había obsequiado su amante hace pocos días, su mano se aferró a la pieza de oro y suspiró con melancolía.

<<tan solo tres días>> dijo a sí mismo.

. . .

Los Kim cenaron en uno de los más distinguidos restaurantes de la ciudad de Gales, y aunque para tres de ellos era normal visitar lugares como aquel en el que se encontraban, para Taehyung era extraño, pues raramente salía de casa y la idea cenar junto a su familia en otro lugar que no fuese el aburrido comedor, le agradó bastante.

Cortar la carne de ternero sin ayuda fue una tarea difícil para el ciego, tardó más de lo que cualquiera lo haría, hecho que le avergonzó; para desgracia propia, cuando llevó el primer trozo de carne a su boca, la misma cayó sobre su camisa, manchándole, con sigilo tomó un pañuelo y lo llevó hasta la mancha para limpiarla, cuando ninguno de sus familiares dijo nada al respecto, supuso que no se percataron de lo acontecido, lamentablemente tardó más en pensarlo, pues inmediatamente habló su hermana.

—Parece que ahora todos sabrán que fue lo que cenaste—dijo la chica adorablemente, tomando el pañuelo que yacía en su regazo y extendiéndolo para limpiar la mancha en la camisa de su hermano.

Aunque era un comentario inofensivo, a Kim no le agradó mucho, pues en lugar de reír, se sintió triste, pensó que Jennifer le quería recalcar lo inútil que era, incluso al comer.

Los días restantes pasaron eventualmente rápido, y cuando cayó en cuenta, era el momento de volver a la monótona rutina de Londres, de igual forma le emocionaba saber que vería a su querido Jungkook, apenas se separaron unos días, pero se sintió como toda una eternidad.

Cuando Jungkook vió el auto llegar, sintió su corazón detenerse por un segundo, quiso correr hasta Taehyung y abrazarle, se contuvo, en cambio, Yerim fue quien hizo lo que él castaño no podía, corrió hasta su familia y les abrazó.

—Es un gusto verte de nuevo— la señora Kim se dirigió a Jungkook.

—Es un gusto tenerles de vuelta, la casa se sintió muy vacía durante estos días.

La mujer frente a Jeon sonrió—puedo decir lo mismo, ver a mi hijo sin ti cuidándole como un cristal fue extraño—dijo— por favor ayuda a mi hijo a subir a sus maletas y llévalo a su cuarto.

—Gustoso lo haré.

Jungkook corrió hacia donde se encontraba Taehyung esperándole, cuando se encontraron, no intercambiaron más que una sonrisa, incluso si el corazón de ambos latía con semejante entusiasmo. Una vez llegaron hasta la alcoba, Kim se abalanzó sobre Jeon tomándole en un largo abrazo.

—Te he extrañado—murmuró él pelinegro, quien pasaba sus brazos por la fina cintura de su contrario, de igual forma, Jeon le abrazó.

—También te extrañé— devolvió Jungkook, se separó del cálido abrazo momentáneamente. Sintió la necesidad de besar al pelinegro, y lo iba a hacer, más no pudo contener la risa que le causaba el hecho de que Taehyung siempre contuviese la respiración cuando estaban cerca.

Taehyung  frunció el ceño cuando en lugar de sentir los labios de Jeon posarse en los suyos le oyó reír—¿no pensabas besarme?—reclamó.

—Claro que lo hacía, pero... ¿por qué siempre haces eso? Contienes las respiración cuando estoy cerca de ti.

—Es que me pongo nervioso— admitió Kim, dejando salir una leve risa—Si tu no lo harás entonces yo lo haré— el joven estaba decidido a besarle.

—¡No! Espera, estoy enfermo

—¿Hemos vuelto a esa etapa?

—No, me refiero a que estoy enfermo de forma literal.

—No me importará enfermarme.

—Pero luego me tocará a mi cuidar de ti por la noche, lo mejor es que esperemos hasta que me cure completamente, es más, hablemos de tu viaje ¿Qué dijo el doctor?

Luego de la inocente pregunta de Jeon, la sonrisa de Kim fue perdiendo fuerza, no quería tocar ese tema tan pronto, tenía planeado no contarle a ninguno de sus conocidos, pero Jungkook fue la excepción.

—No pueden operarme—dijo tristemente, su voz casi quebrándose—es muy riesgoso, y acordamos que si alguna vez llega a existir la posibilidad entonces vendrá y lo haremos, pero de no ser así seguiré ciego, no es tan malo, lo he estado toda mi vida y al menos te tendré junto a mi.

Jungkook se sintió triste por Kim, era una infortunada noticia para cualquiera, sí, le entristeció saber que era casi imposible que algún día Taehyung viera un atardecer por cuenta propia, sin que él le describiera cada aspecto, pero cierta parte de él se alegraba, porque era egoísta, y prefería tener que cuidar del ciego hasta su muerte que soportar que ya no le necesitaría.

Jungkook abrazó a Taehyung nuevamente y tal y como el pelinegro hacía con él, acarició su cabello con delicadeza, Kim supo que Jeon sería su consuelo, sería tan reconfortante como llorar, Taehyung no se permitía llorar, pero si que se permitiría abrazar a Jungkook cada vez que lo necesitara, e incluso cuando no.

Burning Love [KTH+JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora