ONLY YOU || Charles Leclerc

s e s e n t a y s i e t e

—Yo también te quiero, bonita.–le correspondió al separar sus labios y juntar sus frentes.

Maddie sonrió cerrando los ojos haciendo que una lágrima cayera por su mejilla. La dejo caer porque si la limpiaba Charles se daría cuenta.

La música seguía resonando en el lugar mientras todos bailaban, bebían y pasaban un buen rato. Maddie trato de acoplarse al lugar mientras seguía bailando con el monagesco que aunque no era su mejor cualidad, trataba de hacerlo lo mejor posible haciéndola reír.

—¡Miren, tórtolos!–La presencia de Daniel rompió la cercanía de la pareja.–¿Piensan, en algún punto de la noche, compartir con nosotros?

—¡Aw! ¿Nos extrañas, Daniel?–hablo Charles acariciando la mejilla del australiano.

Maddie soltó una carcajada.

—¡Claro! ¡Maddie, déjame pasar al menos cinco minutos con Charlie!–él le siguió el juego al monagesco.

La neerlandesa se alejó de su novio y con un gesto de sus manos le hizo saber al australiano que Charles era todo suyo.

—Llévatelo, es todo tuyo.

—¿Tan fácil te desprendes de mi?–pregunto el monagesco fingiendo estar ofendido.

Ella negó con la cabeza.–Llévatelo, Dani, antes de que me arrepienta.

Daniel rodeó los hombros del mano ágrafo y lo arrastró hacia el grupo de pilotos que los recibieron con unos gritos eufóricos. Madelaine soltó una carcajada observándolos, vaya que adoraba a ese grupo de tontos. Se acercó a la barra en búsqueda de otro trago.

—¿Madelaine sin charles? Vaya novedad.–la voz de Lando llegó a los oídos de la rubia.

Volteó a ver al británico que tomó asiento a su lado.

—Lo creas o no, podemos estar separados.–bromeó la rubia.

—No suena como algo posible.–agregó riendo.–¿Como andas, rubia?

—¿Yo? Parece ser una pregunta sin respuesta últimamente.–comento bebiendo un trago de su margarita.

—Si necesitas ahogar tus penas en alcohol, soy tu chico.–afirmó dándole un sorbo a lo que parecía ser un vaso con whisky.

Maddie se giró a verlo.–¿Desde cuando bebes whisky?–pregunto extrañada con un poco de gracia.

—Desde que descubrí que es la bebida perfecta. No tiene burbujas, no tiene un sabor amargo y no me afecta tanto.

Ella negó con su cabeza mientras se terminaba su trago de un solo sorbo, por alguna extraña razón sentía la necesidad de beber excesivamente esa noche.

—¡Norris! Te estaba buscando.–la voz de George los hizo girar sobre su hombro a ambos.–Jugaremos beer point.

El piloto de Mclaren buscó la mirada de la neerlandesa en búsqueda de apoyo. Ella asintió.

—Tú también puedes venir, Maddie, será divertido.–agregó el ojiazul.

La rubia encogió sus hombros.–¡Vamos!

Los se alejaron de la barra para acercarse a la orilla del yate donde se encontraban gran parte de los pilotos rodeando una mesa de ping pong llena de vasos rojos de lado a lado.

—¡Miren nada más, es la hermanita de verstappen!–exclamó uno de los chicos, uno muy alto y con un extraño acento.

Maddie frunció el ceño.–Lo siento, pero, ¿y tú quien eres?