s e s e n t a y s i e t e

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El piloto de carreras se sorprendió pero eso no lo detuvo y la tomó por la cintura, aún dándole la espalda, y la bajo de la mesa. En el momento en que sus pies tocaron el suelo, Maddie se dio la vuelta para enfrentar al monagesco con una sonrisa pícara.

—¿No quieres que me divierta?–pregunto la rubia luego de rodear el cuello del piloto con sus brazos.

Él sonrió con picardía.–Quiero que te diviertas conmigo.

—¿De que clase de diversión estamos hablando?–soltó jugando con el broche trasero de su gorra.

Charles corto la poca distancia que había entre ellos para acercarse a su oído y susurrar su respuesta.

—La clase de diversión en la que terminamos sin ropa.–su aliento frío chocó con la piel de la neerlandesa haciendo que se estremeciera.

Maddie sonrió embobada.—Crei que había suficiente con la diversión que tuvimos en la escudería.

—Sabes que no lo fue.–murmuró mordisqueando su cuello levemente.

—La noche todavía es joven, bonito.–hablo como pudo enterrando sus dedos en su cabello castaño.

—No creo que soporte mirarte bailar con ese vestido toda la noche sin querer quitártelo.–confesó con la voz ronca.

—¿Quien eres y que le hiciste a mi dulce Charlie?

—Tal vez no había tomado tantos vodkas como hoy.–murmuró con gracia.

Maddie sonrió jugando coquetamente con su cabello en su nuca.–Baila conmigo, bonito. Tal vez hasta te deje meter una mano debajo de este vestido que tanto te gusta.

—Me estas torturando.–soltó con diversión.

Ella soltó una carcajada juguetona.—Todavía no estamos lo suficientemente borrachos.–murmuró tomando su mano para arrástralo hasta la pista de baile.

Charles la siguió como perro faldero porque la seguiría hasta el fin del mundo, sobre todo si llevaba ese vestido y movía sus caderas con tanto descaro solo para él. En el lugar sonaba una canción tecno que podría ser de cualquier DJ famoso, a ninguno le importaba a decir verdad. Lo único que les importaba era que sus cuerpos no estaban lo suficientemente cerca para saciar sus ansias.

El monagesco llevo sus manos a la espalda de la rubia y empezó a jugar con la parte trasera de las tiras del vestido al mismo tiempo que acariciaba su piel descubierta por el vestido. Mientras tanto, Madelaine se movía al ritmo de la música hipnotizada por los dedos del ojiverde en su piel. Había bebido un par de tragos y sus pensamientos estaban más revueltos de lo normal pero quería conservar ese momento como un tesoro porque sabía que en algún día le gustaría volver a atrás a ese día en el que se sentía tan cómoda en los brazos de Charles que sería capaz de lanzarse desde la punta de ese yate si él se lo pedía.

—Me encanta la persona que soy a tu lado.–murmuró cerca del oído del monagesco.

Él frunció el ceño levemente mientras buscaba su mirada café para descifrar que había querido decir con eso.

—Hey.–tomó su rostro por las mejillas.–¿Pasa algo?–la miró con ternura.

Los ojos de Maddie se llenaron de agua y tal vez él no lo noto por la poca iluminación que había en el lugar pero ella contuvo las ganas de llorar. Negó forzando una sonrisa.

—No, todo está bien.–vaya mentira.–Solo fue mi forma de decirte que te quiero.

Charles sonrió sin estar muy convencido de sus palabras. Algo le estaba pasando él lo sabía pero no era ni el momento ni el lugar para preguntarle, así que removió algunos mechones rubios rebeldes de su cara y beso sus labios lentamente.

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⏰ Last updated: Aug 03, 2022 ⏰

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ONLY YOU || Charles LeclercWhere stories live. Discover now