Capítulo 35

Depuis le début
                                    

Es hermosa, es perfecta, es mía, tan mía que de tan sólo pensar que alguien podría lastimarla me hace hervir la sangre. Pondría el mundo a arder si llegaran a hacerle algo.

No voy a permitir que la toquen ni con el pétalo de una rosa, no quiero que nadie trate de lastimar a mi princesa, mi novia, mi vida, mi amor de toda la vida.

Me levanto de la cama y voy a buscar un poco de agua, tengo demasiada sed.

Estoy terminando de tomar el agua cuando siento los gritos desesperados de mi Helena.

No no no no no.

Salgo corriendo y voy hasta la habitación, está agitada y transpira, está teniendo una pesadilla.

Me siento en la cama y trato de calmarla.

- Helena, princesa, amor -acaricio su cara y veo el horror en sus expresiones, ¿Qué tan feo tiene que ser lo que está soñando como para que esté así?-, tranquila princesa todo es un sueño, no es real.

- ¡No, basta! ¡Pará por favor! ¡Ya no lo hagas más! -me desespero al no poder lograr que se calme, pero sigo intentando que logre recobrar la calma.

- Princesa, despertá, abrí tus hermosos ojos azules y mirame, es sólo un sueño mi amor -sigue sacudiéndose, temblando y gritando como por 10 minutos más hasta que logra abrir los ojos.

Lo primero que hace es irse contra el respaldo de la cama y mantenerse alejada de mi. Aunque me duela que lo haga, sé que es por la pesadilla.

- Helena, princesa -trato de acercarme pero tiembla y yo me quedo quieto-. Tranquila, no voy a lastimarte, soy yo, soy Fabricio, tu novio -su respiración es errática y al escuchar mi nombre abre los ojos y trata de recobrar el sentido.

- ¿Fabricio? ¿Mi Fabricio? -asiento lentamente, estoy logrando que vuelva en sí.

- Si princesa, soy tu Fabricio -le sonrío para tranquilizarla y me acerco lo suficiente hasta que veo que ya no se asusta para luego tomarla en mis brazos, y así poder darle una sensación de seguridad.

Siento sus lágrimas correr por mi cuello y mi pecho, al igual que su respiración entrecortada.

- Yo... y-yo -trata de hablar pero es en vano porque el llanto se lo impide.

- Tranquila princesa, no hace falta que hables, sólo sacá lo que tengas que sacar y ya. Sólo fue una pesadilla -acaricio lentamente su espalda y su pelo.

Se aferra con mucha fuerza a mi y yo la mantengo sentada en mis piernas como si fuera una nena de 5 años que está sufriendo por un mal sueño, porque éso fue, un mal sueño.

Reviso si sigue despierta y efectivamente, lo está.

- ¿Princesa? -hace un sonido afirmativo con la boca y sigo hablando- ¿Ya estás más tranquila? -asiente lentamente y yo sigo acariciando su pelo y su espalda-. Ya todo pasó amor mío, sólo fue una pesadilla, todo está bien princesa, todo está bien -no sé si se lo digo para calmarla y convencerla o para calmarme y convencerme a mi.

Me acomodo, con ella aún en brazos, en el respaldo de la cama y la abrazo fuerte, tampoco tanto como para que se sienta asfixiada. Ahora sólo necesita a alguien que la proteja y para éso estoy yo.

(***)

Despierto y sigo en la misma posición que ayer. Sentado contra el respaldo de la cama, con mi princesa aún en brazos.

Está aferrada con ambas manos en mi remera, se ve tan tierna, tan tranquila.

Luego del incidente de anoche no volvió a tener ningún ataque, lo cual es bueno, porque quiere decir que no es tan grave como parecía.

Enamorada de mi psicólogo©Où les histoires vivent. Découvrez maintenant