Quiero ayudarte

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- Te lo advertí. Aléjate de mí- El rubio soltó con fiereza- Oh Dipper- Su expresión se suavizo al ver al chico- ¿Qué sucede?

El castaño parpadeó, no sabia si preguntarle a la estrella si estaba bien o aplaudirle por tal acto.

- Venia a ver si necesitabas ayuda, pero ya veo que no- Dipper colocó una mano en su hombro.

- Pues estoy perfectamente bien, así que tranquilo- La estrella sonrió- Moria por hacer esto desde hace mucho. 

- Ya veo. Buen derechazo por cierto- Felicitó. 

- Gracias. 

- Arg... creo que me rompiste la nariz- El otro chico se quejó en el suelo.

- Oh lo lamento, yo quería tirarte los dientes.

Castel los observó juntos mientras sostenía su nariz. 

- ¡Se supone que no estaban juntos, lo juraste en la entrevista!- Acusó entre quejas de dolor.

- Yo no jure nada y no tienes ningún derecho en inmiscuirte en mi vida personal- Bill fue gélido- Ahora vete de aquí, Castel. Antes de que llame a seguridad.

El chico se levantó.

- Esto no se quedará así.

- Lleva tus amenazas a otra parte, donde le importen a alguien.

- Ya verán...

El chico se fue a regañadientes mientras sostenía su nariz ensangrentada.

A Dipper no le había gustado para nada esa amenaza, aunque gran parte de él creía que era una fanfarronería de aquel tipo. Bueno, tenia cosas más importantes en que preocuparse, como la mano del rubio, notó como esta temblaba un poco ¿Se había dañado por la fuerza de aquel golpe? Dudaba que la estrella fuera de los que estuvieran acostumbrados a lanzar puñetazos, quizás había posicionados mal sus dedos.

Tomó su mano y la revisó con sumo cuidado. La piel estaba enrojecida. 

- ¿Qué haces? – Bill no pudo evitar preguntar nervioso.

- Revisó que note hayas hecho daño.

- Pero si yo fui quién le dio el puñetazo- Rio.

- De todas formas, quiero asegurarme. No creo que estés acostumbrado a hacer este tipo de cosas ¿o no?

- Bueno, no muy seguido...

- Me imaginaba, creo que hay un poco de hielo en la sala de descanso. Así evitaremos la hinchazón. Ven.

Tomó su otra mano y lo guio  por los pasillos. El rubio se dejó guiar. 

Mabel y Niflheim ya no estaban en la habitación. Dipper no se preocupó en saber donde estaban, sino que sentó a Bill en uno de los sillones y fue directo por la cubeta de hielo, tomó un paño y envolvió un puñado de cubos en él, para luego arrodillarse a la altura del rubio y presionar la improvisada compresa contra su mano. 

Bill no pudo evitar sentir calor en su pecho ¿Por qué este chico era tan amable con él?

Se quedaron en silencio, aunque no era uno incomodo.

Dipper tenía demasiadas ganas de preguntar sobre aquel tipo y su insistencia poco sana con la estrella, pero si algo había aprendido de convivir con Bill esos últimos días, es que el chico se asustaba ante la idea de que lo presionaran con detalles de su vida personal. Por lo que debía ser paciente.

- Gracias...- Bill susurró.

- ¿Por qué? Tu fuiste el que hizo todo el trabajo, reacomodando la nariz horrible de aquel tipo.

- No me refiero a eso, lo sabes.

- Yo no sé nada ¿A qué te refieres?

Quería oír su explicación. 

- A todo lo que has hecho por mi últimamente. Quedándote a mi lado a pesar de saber que soy una molestia.

- Bill, tu no eres una molestia- Dipper dejó de mirar la mano del chico, para centrarse en su rostro.

- Si lo soy, y no puedo evitar arrastrarte conmigo a estas situaciones, a las discusiones con mi idiota exnovio, mis pesadillas, el acoso de la prensa e incluso el problema con las pastillas. Se que soy una molestia y tú has sido... tan amable conmigo.

Sus ojos ambarinos se tornaron húmedos.

- Bill, escucha- Dipper dejó de lado lo que hacía, para llevar ambas manos al rostro del contrario, tomando sus mejillas- No eres y jamás serás una molestia para mí- Dejó en claro con firmeza en sus palabras- Hay muchas cosas de las cuales puedo arrepentirme en la vida, pero conocerte no es una de ellas. Se que algo te tortura profundamente y que te han lastimado a tal punto de quebrarte... Quiero que sepas que estoy y estaré aquí siempre para ti.

Sabia que las cosas estaban tornándose diferente entre ellos desde hace un tiempo. Pero estaba dispuesta a aceptarlas.

Estaba dispuesto a quedarse a su lado y descubrir que era lo que tanto lastimaba a Bill y ayudarlo a sanar. 

El rubio sollozó ante la declaración. No creí merecerse aquello que Dipper le entregaba, y le costaba confiar con facilidad, pero...

- Quiero contarte- Susurró.

- Y yo escuchare- El castaño juntó sus frentes suavemente. 

Sing to me [Pausada] [NO más actualizaciones]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora