Capítulo III: Cecily

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El fuego de los a Eriline no es como ese que usan las personas para cocinar, no puede ser generado con una cerilla o chocando dos piedra

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El fuego de los a Eriline no es como ese que usan las personas para cocinar, no puede ser generado con una cerilla o chocando dos piedra. El fuego producido por un Fényx es una fuerza del caos contenida en un cuerpo especializado para manejarlo.

Los Eriline son como orbes de tamaño real, guardan un fragmento del poder de los dioses. Una pequeña parte conocida como poder divino.

Cecily no recordaba el momento en que aprendió la teoría sobre el fuego, creció escuchando sobre ella. Así que como cualquier otro Eriline, sabía que su esencia divina no podía generar agua, mover la tierra o crear corrientes de aire. No. No podía porque el fuego que corría por sus venas destruía cualquier fuerza que no perteneciera al caos.

Sabía que un Natural no podía invocar el fuego, sí lo hacía no podría volver a estar en contacto con el resto de las fuerzas de la naturaleza. Por lo tanto, el único Eriline que no haya nacido como Fényx capaz de generar fuego sin consumirse es un Extractor.

Cecily los veía entrenando en el patio frontal. Eran hombres y mujeres grandes, corpulentos y de mirada altiva . Siendo sólo una niña, no era tomada en cuenta para participar en sus ejercicios, por lo que permanecía sentada en los muros interiores del Edificio Blanco, observando como el resto de los Eriline.

-¿Por qué te gusta subir aquí?

Cecily aprendió a mantener el equilibrio sobre el muro, de no hacerlo podía acabar con la cara estampada en el patio. Cuando escuchó la voz de Axel, por primera vez, tuvo que respirar profundo para evitar caerse. Estaba tan distraída que no lo había visto subiendo, y sólo había una forma de sentarse ahí: escalando.

-¿No te molesta la altura? -preguntó. Cecily se encogió de hombros, se hizo a un lado para que Axel pudiese tomar asiento junto a ella-. Sin duda la vista es excelente.

El nombre de Axel era conocido por todos los residentes del ala de novicios. Un chico Extractor capaz de sobrevivir tanto tiempo sin el poder divino, era una leyenda. Con tan sólo seis meses formando parte de una delegación ya había traído muchas victorias al Edificio Blanco.

-¿No hablas?
-Claro que sí
-¿Entonces, por qué no respondes a mis preguntas?
-A los Extractores no les gustan que los novicios se dirijan a ellos, a menos que quieran extraer un poco de poder. ¿A caso no lo sabes?
-No sabía que era un requisito ser pretencioso, lo mantendré en cuenta.

A Cecily le agradó de inmediato. Axel tenía ese efecto en las personas, sin importar lo silencioso o distante que estuviese había algo en él, en su sonrisa y sus palabras que siempre te hacía sentir bien, a gusto.

-Te he visto. Subes aquí siempre para ver nuestro entrenamiento, no me molesta por supuesto. Pero es un poco raro.
-¿Por qué?
-Definitivamente nos vemos mejor desde una distancia que no resulte mortal. -Se encogió de hombros, balanceo las piernas ligeramente y se detuvo al ver una piedra caer al patio. Escucharon algunos gritos de protesta, pero no había mucho que pudiesen hacer desde ahí.
-Me gusta aquí, es más tranquilo.
-Como dije: eres un poco rara.
-No creo que en este lugar haya niños normales.
-Es verdad. Así que no sólo eres rara, también muy inteligente.

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