Una vida nueva

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Díficil, esa era la palabra exacta para definir su vida hasta ahora. No sentía deseos de llorar, pero el dolor seguía allí, como un cuervo masticando huesos. Puff patético, había estado intentando sobrellevar todo el desastre que conllevaba un rompimiento, pero era inoportuno esconder lo inseguro que se había vuelto. ¿Acaso era insuficiente? ¿Por eso Minato buscó calor en otros brazos? Esas preguntas se las hacía más frecuente de lo que le gustaría admitir.

Siempre a pensado que los domingos son malvados, unos malvados infelices. Pues ese domingo en casa de su padre y con Naruto al pegar el grito resonó el timbre por todo el lugar, y ¡Sorpresa! Su aún esposo estaba parado en la puerta.

¿Ya creen lo de los domingos?

—¿Qué haces aquí? —sus palabras sopesaron en su boca.

Minato carraspeo, adentrándose a la casa como un intruso, que en perspectiva si lo era.

—Firma estos papeles.

La voz del rubio retumbo por toda la sala, mezclándose con el llanto de Naruto que estaba en el moisés de la esquina.

El peliplata torció la boca, encaminándose hasta su bebé y calmandolo sobre su pecho, con su mano libre intentaba echarle un vistazo a los documentos.

—¿Que son?

Que ingenuo.

—Los papeles del divorcio, pensé que eras más listo — giró con disgusto sus ojos.

Sus ojos se aguaron, sosteniendo más fuerte el papel entre sus manos, sabía que su matrimonio estaba perdido, pero no para tanto.

Ni siquiera se detuvo a leer y sólo firmó, queriendo desvanecer el fantasma de su ahora ex-esposo, quién atravesaba la puerta sin siquiera obsequiarle una fría mirada.

—Escucha abejita — paró a Naruto en sus piernas, haciendo que el bebé lo observará de frente —A ese señor nunca lo necesitarás, ¿Entendido?

De la boquita del rubio sólo salió un "vaaaaababaa" seguido de una pequeña risita.

—Eso para mi es más que suficiente — besó la mejilla del pequeño. — Intentaré darte la mejor vida que pueda, incluso si debo quitarme la comida de la boca para dartela a ti, de ahora en más tú papá no existe ¿Ok?

El de ojos azules sólo lo miró sin siquiera emitir un sonido, gran charla que deben tener todos los padres con sus hijos.

Kakashi suspiró, sin duda alguna su peor semana, pero no su peor domingo, había pasado por peores infernales domingos. Realmente odiaba ese día, si pudiera ya lo habría borrado del calendario.

Podría apostar que ahora tendría su vida de ensueño, así como esos típicos cuentos.

¿O me equivoco?

Por fin era lunes, ¡Lunes! Perrodomingo, si pudiera eliminar algo en el mundo sería ese inmundicio día. Aunque no estoy contando todo, hoy era lunes de un domingo de hace más de seis años, seis años en que nunca supo más de Minato luego de firmarle los papeles del divorcio, y gracias a dios ya había superado aquello, ni siquiera en sus días más tristes le llegaba un recuerdo.

No es que amará los lunes, pues tendría que ir al trabajo y levantarse temprano para llevar a Naruto a la escuela, peeero al menos podría salir un rato de su incipiente y aburrido departamento, no había mucho que hacer allí y los fines de semana su hijo solía irse dónde su padre y se quedaba solo, sin planes y obviamente sin dinero.

No es como que estaba bañado en deudas, pero tenía un hijo que necesitaba cuidados básicos, al igual que pagar su alquiler. Veintisiete años y sentía que tenía cincuenta con tantas facturas que pagar, que el agua, que la luz.

¡Ya estaba harto! Si hubiera escuchado a su padre ocho años antes tal vez no estaría metido en este lío. Pero no lo mal entiendan, el amaba a su hijo, pero hubiese querido poder darle mejores cosas y comodidades. Pero era obvio que un sueldo mínimo sólo suplia lo básico.

Trabajar ocho horas era estresante y aburrido, pero eso era mejor que su estatus actual, pues lo habían despedido.

Dioos, ¿Dónde está mi hombre rico?

Lo siento por el capítulo, sólo quería dar el salto en el tiempo para ya adentrar a Obito a la historia jsjsj besitos.

Naruto al cuidado de Kakashi |Obikaka|Where stories live. Discover now