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Un multimillonario jefazo de varias sucursales de diferentes bancos, llega a su despacho de la última planta de un rascacielos de Chicago, edificio entero de la empresa.

Saluda a su asistente con respeto.

- Richard

- buenas señor, ¿ha ido bien la comida con los ejecutivos?

- larga y aburrida, y si quieres sumarle que el dichoso restaurante estaba a la otra punta de la ciudad tenemos una comida totalmente innecesaria para mí

Al asiste aprieta los labios lamentando su decepción.

El jefazo resopla con elegancia. 

- llama a Luise, que venga - ordena mientras entra en su despacho.

- sí señor


John Peters, el jefazo, se deja caer en su silla y resopla amargado mientras observa las vistas de su ventanal. Se ve los grandes rascacielos de Chicago, es una vista espectacular.

Grandiosa.

Se queda admirando aquel paisaje cuando se abre la puerta y aparece un hombre de su edad en traje muy apuesto.

- qué pasa capullo - saluda al gran jefe.

- Luise - saluda John.

-por tu cara veo que la comida no ha ido como esperabas

- inútil y aburrida, una completa pérdida de tiempo - responde con facilidad. - quiero te contactes con los abogados de Murrai y lleguéis a un acuerdo igualitario

-¿te rindes?

- no, pero por el momento necesitamos su ayuda, si algo he sacado de esta estúpida comida, es que los ejecutivos no nos pueden ayudar en lo que queremos ganar

- el permiso de la fusión de bancos

- exacto

Luise piensa y asiente.

- está bien, lo haré - dice levantándose.

- ah, espera - dice John a la vez que busca entre su bolsillo de su americana impecable. - tengo la tarjeta del abogado de Jackson

- ¿Jackson? ¿nuestro Jackson?

- si con nuestro Jackson te refieres el hijo de puta que nos está denunciando por la espalda, sí

Luise sonríe divertido.

- quiero que hables con este señor y le persuadidas de que comete un error si quiere ir por ahí con nosotros... - dice todavía buscando. 

John frunce el ceño al ver que en ninguno de sus bolsillo está su cartera. Comienza a buscar con mayor detenimiento.

- joder... - comprueba que no está su cartera.

Cierra los ojos y golpea la mesa de madera de caoba frustrado. 

- lo que faltaba

- qué pasa - pregunta extrañado su amigo.

- no tengo la cartera

- joder.. no me jodas John

- no tengo la puta cartera... - suspira.

Luise se adelanta y llama al asistente desde el telefonillo del despacho.

- Arthur, llama a Josué y pregunta si está la cartera del señor John en el coche

- ahora mismo señor

- y sino pregunta al restaurante donde ha comido hoy si está

- sí señor

Multimillonario y camareraWhere stories live. Discover now