Prólogo : La ruptura

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 Prólogo: La Ruptura


Sí o no. Vivir o morir. Esperar o huir.

 Mil dudas pasaban por mi débil corazón, en algún lugar del mismo pensaba que todo aquello era un simple sueño, un sueño del que mañana despertaría...pero no, no despertaba de ese sueño convertido ahora en pesadilla. Llevaba un mes y pico atrapada en la monótona escoria, en una paradoja. No podía seguir viviendo de aquella forma...

Lo amaba. Lo amaba con locura, como nunca antes había amado a ninguna persona.  Lo tenía todo, absolutamente todo con lo que había soñado cuando era pequeña; el príncipe azul que toda chica desearía poseer:  Robert era atento, romántico, encantador. Su cabello era de un color castaño claro. Sus ojos,  color avellana. Aunque  no era el color de ojos lo que te enamoraba, era su mirada. Una mirada llena de luz, una luz que podía iluminar hasta la más oscura noche y una pasión que podían encender el fuego de las cenizas más apagadas.

Robert iba Con aires de seductor, culto y con una oratoria poco usual para su edad . Tan simpático y honesto... Lo nuestro fue amor a primera vista. Recuerdo nuestro primer encuentro, ese que marcó el principio de una larga historia. Nuestra historia. Esos primeros días saliendo me sentía como una princesa salida de Disney, creía que tantas mariposas en mi estómago no podían existir, que eran ficción. Lo que nunca creí es que la metamorfosis de la mariposa pudiera ocurrir a la inversa y que la mariposa se volviera a transformar en un vulgar gusano. Pensaba que nuestra relación era lo mejor que existía en el planeta Tierra. Todo el mundo pensaba que éramos tal para cual, almas gemelas, don y doña perfecta...

Lo que la gente no sabía es que de puertas para dentro,  últimamente , todo estaba siendo  muy diferente. No sé si yo soy la culpable de todo lo que está pasando, si debería cambiar o  si el verdadero culpable es él y no yo. No sé ni siquiera si debería soportar esto.

Una parte de mí sabía que lo que estaba viviendo era real. Pero otra parte no se creía nada de lo que pasaba, estaba segura de que esto era un simple desliz que mejoraría con el paso del tiempo. ¿Pero de verdad me merecía la pena aguantar un maltrato psicólogico ? ¡ Sí ! , al fin y al cabo tú eres la culpable- Gritaba una parte de mi interior- . ¡ NO!, - decía mi otro yo.- Era la típica pelea entre ángel y demonio, con la única diferencia de que yo no sabía quién era el ángel, ni quién era el demonio.

Eran las 21:33 de la noche ,en menos de media hora, llegaría Robert del trabajo. Las lágrimas caían de mi fina pupila, y  aún no sabía lo que hacer, al principio todo era tan diferente, él era tan romántico...

Las 22:00 en cualquier momento aparecerá Robert.

En cualquier momento no, ¡ YA ESTABA ALLÍ !

- ¿ Qué es todo este embrollo ? , ¿ Y esas maletas ?- Su tono de voz parecía enfadado , incluso amenazador.

- Verás , Robert, tenemos que hablar... - mi voz sonaba tan asustada, tan ahogada en dolor, que casi no se podía percibir mis palabras.

- Vengo del trabajo, y me encuentro con esto. Por supuesto que tenemos que hablar- Sus ojos se volvieron depredadores, como si yo fuese la presa y él el cazador.

En ese momento tuve una sensación de miedo ,y sin pensar mucho lo dije en voz alta.

- Te tengo miedo, Robert , somos dos extraños que por alguna razón fijen quererse bajo un mismo techo.-dije entre lágrimas.

- Y haces bien al tenerme miedo- Esas últimas palabras rebotaron en mi mente como una pelota y me hicieron comprender que lo había perdido, que quizás Lucifer se lo había  llevado a su bando. O quizás ya era así, y yo sólo fui una ingenua que había caído en su trampa.

Antes de que pudiera darme cuenta Robert ya estaba a unos poco centímetros de mí. Y su mano, su dulce mano que un día hizo sentirme protegida llevándome por las calles; ésa mano,  hoy me hacía sentir débil, inferior, insegura : como una gota de lluvia en medio de una tormenta, insignificante.

Un silencio monumental se hizo en la sala, solo se oían mis lágrimas caer al suelo, mi llanto era la triste melodía que resonaba en aquella casa.

- Lo siento, Elena, amor mío. Yo no quería... sabes que te amo... Hoy tuve un día duro en el trabajo y al encontrarme con esto no sabía como reaccionar. Al final salió, en fin...la parte más mala de mi interior, ésa que poseemos todo y... e intentado solucionar este pequeño "problema" de la forma más inculta... - Su mirada tan encantadora ahora me enamoraba, su voz tan dulce me atrapaba en bellos recuerdos que habíamos pasado juntos.

Pero de nuevo hablé casi sin pensar, y creo que fue lo mejor.

- Me has pegado...- Mi voz tartamudeaba al decir esas palabras, aún no creía que el hombre de mi vida me hubiese levantado la mano.

- Sí, lo sé, lo siento. Me doy vergüenza.- su voz parecía arrepentida de lo que acaba de pasar.

- Eres un hipócrita, y un mediocre. ¿ En qué te has convertido, Robert?- ¿ esa había sido yo ?, no sé de dónde había sacado las fuerzas para pronunciar tales palabras...

- Te arrepentirás de haber dicho eso Elena, juro que te arrepentirás.- Su voz  potente sonaba ya lejana, a kilómetros de mí.

Me había echado a correr con las maletas a cuestas. Me encontraba en una fría noche de invierno, a las 23:22 de la noche. Sola. Sin nadie . Desprotegida , sin embargo, me sentía más segura ahora.

Me senté en una esquina y me puse a llorar como loca al recordar todos los momentos pasados. Me dolía más la ruptura que el golpe que ardía en mis mejillas...


La venganzaWhere stories live. Discover now