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—¿Has visto a Papyrus? –me acerqué a Fell con esa pregunta mientras que recogía sus cosas de la mesa en clase –Te lo pregunto porque como vivís juntos y no ha venido a clase como en... ¿Tres días?

El pequeño grupo de aquellos chavales no más hacían que ignorarme por completo, como si no existiera para ellos, aunque aún recordaba la situación en la que estuve con ellos. Fruncí los labios esperando una respuesta por el de camiseta roja.

—¿El Jefe?, ahora que lo mencionas... –miró hacia arriba –Creía que se había quedado en tu casa estos días –parpadeé un par de veces extrañada –. Últimamente como se iba contigo pensaba que había decidido pasar la semana allí.

—¿Me estás diciendo que tu hermano no ha aparecido en vuestra casa después de tres días? –asintió con la cabeza encogiéndose de hombros. Fruncí el ceño casi al borde de perder la calma, pues tampoco he recibido noticias de él desde entonces –Joder... –salimos de la clase para dirigirnos hacia la entrada –¿Ni si quiera tienes la más mínima idea de dónde puede estar?

—No –espetó firmemente –. Ya sabes, el Jefe siempre ha sido muy misterioso con sus cosas –siguió encogiéndose de hombros mientras que guardaba sus manos en los bolsillos –, incluso con nuestros clientes... Nunca sabes cuando va a actuar.

Suspiré pesadamente al ver que mi mejor amigo se iba si ni si quiera esperarme, aunque supuse que era mejor dejarlo así.

Miré a Fell, quien se estaba arreglando su cabello engominado hacia atrás.

—Iré a tu casa hoy, si no te importa, claro está –fijó su mirada en mí, como si sus ojos se iluminaran por la emoción –. Necesitamos localizar a tu hermano, no puede estar muy lejos.

Caminamos fuera del recinto en dirección a su casa, no sin antes mandarle un mensaje a mi madre para informarle que quizás no volvería hasta la noche.

Me mordí el labio inferior sin entender nada, ¿qué es lo que le puede haber ocurrido para desaparecer así de repente?

—Se me ocurren varias ideas –su comentario me llamó la atención haciendo que lo mirase genuinamente –, aunque quizás no acierte con ninguna, pero son posibilidades –cruzamos un paso de peatones llegando al otro lado –. Puede que tenga algo que ver con alguno de nuestros clientes, muchas veces se ponen agresivos y quizás nos tome hasta semanas para poder negociar bien con ellos, es un poco complicado.

—No me imaginaba que os tomara tanto tiempo, incluso con Papyrus, conociéndolo tal y como es... –Fell asintió repetidamente con la cabeza.

—Otra opción que se me ocurre es por su estado emocional, a veces se toma su tiempo desapareciendo por varios días, quizás ordenando las cosas que tiene metidas en su cabeza, no me preguntes el cómo lo sé –recordé aquel día que me lo encontré debajo de la lluvia relacionando con el comentario que acababa de decir –. Y por último... Su ex.

Fruncí el ceño extrañada.

—¿Su ex? –pensé de inmediato en lo que Papyrus me decía sobre sus relaciones el día que nos fuimos a cenar. Ladeé la cabeza pensativa mientras que esquivabamos un par de personas que nos venían de cara –¿Qué tiene que ver su ex novia?

—Bueno... El Jefe desde el primer día estaba encantado de ella, por sus mismos pensamientos sádicos... Siempre pensé que era una psicópata –nos detuvimos en frente de la puerta de la casa de los dos hermanos. El de camiseta roja sacó un manojo de llaves logrando entrar en la estancia –. Nunca me cayó bien, pero ella se lo llevaba a cualquier parte, hasta que ocurrió aquel suceso.

—Aquel suceso... –recordé las palabras del peliblanco al hablarme sobre ella, que había ocurrido algo, aunque no sabía lo que era. Depositamos las mochilas en el suelo antes de subir las escaleras en dirección a la habitación de Papyrus –¿Sabes lo que ocurrió?

✧*。ռɨñata ɨռɢɛռʊa✧*。/human!fell Papyrus x reader/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora