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—Bueno... Era para preguntarte una cosa –se levantó de la cama encaminándose hacia mí. Lo miré a los ojos alzando la cabeza por su altura –. Debido a tus grandes esfuerzos... –puse los ojos en blanco al escuchar que cambiaba su tono de voz a uno más formal –Y tratar de ayudarnos este mediodía, que fue un poco lamentable a mi parecer... –cerré los ojos cogiendo aire a la espera de su largo suspense –Quisiera brindarte con mi presencia esta noche. –los volví a abrir alzando las cejas.

—¿Y crees que tu mera presencia es una recompensa? –quise aguantarme la risa por su ridículo pensamiento –Paps, por favor, no me seas desgraciado –el albino inconscientemente se mordió el labio inferior al escuchar de nuevo el apodo que le había puesto abreviando su nombre, realmente comenzaba a gustarle esa manera de llamarle. Acabé por suspirar al ver que su insistencia iba a perdurar incluso toda la noche y no estaba para ello –. Está bien, pero mi madre está durmiendo a dos habitaciones de aquí, con lo que nada de ruidos.

Asintió con la cabeza sin quitarse del sitio, no obstante, me hice paso hacia mi camiseta del pijama. Lo miré a los ojos haciéndole señas para que se volteara, al menos debía darme un poco de privacidad. Alzó las manos dándose la vuelta, y yo, para asegurarme de que no viera nada, me di la vuelta también.

—¿Porqué no puedo mirar? –parpadeé un para de veces ante su pregunta. Finalmente me quité la camiseta sin darme cuenta de que el más alto me miraba de vez en cuando de reojo –Sabes, acabarás rendida a mis pies y entonces... –me quité el sujetador aún con su mirada encima de mi espalda. Se relamió los labios con fiereza –Me querrás mostrar todo de ti.

—Sí, eso me dijiste hace tiempo y sigo igual –cogí la camiseta del pijama para poder ponérmela rápidamente –. No creo que vaya a cambiar de opinión solo porque tú me lo digas –me di la vuelta de nuevo observando que me estaba dando la espalda con lo brazos cruzados. Me fijé bien en su ancha espalda, pues una de mis debilidades era eso ya que se me hacían los chicos más atractivos a nivel físico –. Ya te puedes dar la vuelta.

Me senté sobre el colchón de la cama con las piernas cruzadas. Se sentó a mi lado observando con detenimiento mi habitación, analizando cada póster, cada dibujo que tenía colgados en la pared. Suspiró riendo.

—¿Te gusta el anime? –lo miré fijamente con las mejillas sonrosadas –, lo digo porque tus dibujos me recuerdan a eso, por cierto, dibujas muy bien. –cruzó su mirada con la mía acabando por tumbarse al lado de la pared.

—Gracias, supongo, no es algo fácil cuando el estrés por los estudios está encima de tí –puse una mueca pensativa –. ¿Porqué cogiste bachiller de artes?, nunca te he visto dibujar... –giré mi cuerpo hacia su dirección manteniendo la misma pose.

—No hay matemáticas, además, las materias son mejores en cuanto comprensión, pero dejemos de hablar de eso –volvió a fijar su mirada en mí –. ¿Te parezco guapo?

Fruncí el ceño por la pregunta, aunque sinceramente no me atrevía a contestarle, pues la respuesta era totalmente obvia. Tan solo me limité a agachar la cabeza avergonzada, no le iba a admitir que me parecía más que eso.

En mi cabeza aparecían las palabras alto, guapo, atractivo, con una voz irresistible, una mirada penetrante, una sonrisa que enamoraba, espalda ancha, manos grandes, fuerza sobrenatural... Inconscientemente me mordí la uña del pulgar atrayendo su atención.

—No –mentí rotundamente sintiéndome nerviosa al instante –. Ni si quiera eres mi tipo.

—Oh, vamos, tu corazón está latiendo más rápido que el de un conejo cuando sabe que es la presa... –se inclinó levemente colocando una sonrisa ladina en su rostro –No me mientas, sabes que yo te gusto. –apreté la mandíbula con fuerza atreviéndome a mirarle a los ojos.

✧*。ռɨñata ɨռɢɛռʊa✧*。/human!fell Papyrus x reader/Where stories live. Discover now