—No la lleves —suplicó Jonathan—. Por lo que más quieras, mantén a esa mujer lejos de cualquier orfanato.

—Jonathan...

—Ángel, por el bien de mi salud mental y física, por favor, solo, no vayas ¿sí? Ambos sabemos que cuando hay niños a tu alrededor, tienes un fuerte impulso de adoptarlos y yo no quiero.

—Me controlaré, lo prometo.

—Eso dijiste la última vez que adoptamos —. Se mantuvo en el lugar mientras Elizabeth se colgaba de su brazo intentando llamar su atención y continuó hablando—. Por favor, ángel.

—Prometo que esta vez será en serio. Si no quieres más hijos, no los tendremos.

La miró pensativo y la conversación quedó en el aire cuando Amelia intervino.

—Si papá lo permite, podemos ir mañana cuando yo vaya a hacer mis visitas.

Olivia asintió y se enganchó a su brazo para ir al salón.

—¿Cuántos años tiene este lugar?

—Más de trecientos —contestó Rowland—. Solía pertenecer a un Lord de la reina Elizabeth, rumores dicen que ella visitó esta casa personalmente. Su arquitecto la construyó. Finalmente, mi padre la compró cuando adquirió el título y luego me la pasó tras su muerte.

—Un lugar tan histórico —murmuró Olivia y acarició el marco de un cuadro en la pared—. No imagino las historias que debe guardar. Es bellísimo. ¿Conoceremos a tu madre, Rowland, querido?

—Por supuesto, ella está muy ansiosa por conocerla, señora Morgan, nos visitará para el té el próximo sábado.

—Que maravilla, Amelia escribió cosas muy hermosas sobre ella en su carta.

Fueron por otro de los salones y Olivia no se soltó de su hija durante siquiera un segundo. La había extrañado demasiado como para alejarse y realmente quería aprovechar cada minuto que obtenía a su lado. Amelia aprovecharía a estar con su madre y luego recuperaría el tiempo perdido con sus hermanos y hermanas, al igual que ella, ellos parecían estar esperando y dándoles un espacio.

—Madre, hay alguien más a quién debes conocer.

—¿Quién?

Siguió a Amelia hacia las escaleras y Rowland y Jonathan las acompañaron, los demás decidieron esperar en el salón, acomodándose para descansar un rato y charlar.

Fueron por el corredor que era amplió y luminoso y cuando llegaron a una habitación que tenía la puerta entornada, encontraron que adentró había una empleada. La mujer tenía un vestido negro con un delantal blanco y cuello de puntilla, era una mujer mayor, con el cabello recogido en un rodete y una boina blanca cubriéndolo, estaba algo encorvada y su rostro arrugado, pero tenía ojos amables y cuando entraron, hizo una reverencia.

—Ella es la señora Wade —presentó Amelia girándose hacia su madre—. Una bendición para mis niños, es un amor de persona.

—Oh, milady, me sonrojará.

Amelia sonrió y acarició el brazo de la señora Wade antes de que ella se apartara. Olivia vio la espalda de su hija mientras se inclinaba hacia una cuna con una manta cayendo como cascada sobre esta y sus manos empezaron a temblar ansiosamente cuando imagino lo que se avecinaba.

Amelia se giró con una bebé en sus brazos, envuelta en unas mantas blancas que se extendían hacia el suelo y no pudo evitar la enorme sonrisa y sus lágrimas al verla.

—Y ella es tu nieta, Rosabel Kimberly Morgan.

Miró hacia Jonathan, como si quisiera confirmar que él también veía lo mismo que ella y entonces se acercó para cargar a la bebé en sus brazos y su corazón se encogió de emoción al verla removerse contra su pecho y quejarse entre sueños.

Vidas cruzadas: El ciclo. #2 COMPLETA. +18. BORRADOROpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz