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22 de marzo 1983

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22 de marzo 1983.
Appleton, Wisconsin.

Nathaniel Pryor estaba conduciendo en lo que era una noche tranquila de regreso a casa sin saber que su noche estaba a solo segundos de cambiar drásticamente. En la radio empezaba a sonar Michael Jackson, una de sus nuevas canciones que animaban mucho los viajes por la carretera de regreso a la ciudad. Trabajaba lejos de casa, en Green Bay, pero una vez a la semana hacía el viaje para visitar a su familia y esa semana le había tocado hacer el viaje un miércoles.

La ruta estaba bastante oscura por esas zonas y tan solo se alumbraba con las luces de su vehículo, iba tamborileando en el volante al ritmo de la canción de Michael Jackson, tarareando la melodía pues se le daba muy mal cantar y en ese agradable viaje, no tenía idea alguna de lo cerca que estaba de vivir una noche como ninguna otra.

Pisó el freno bruscamente, torciendo el coche hacia un lado cuando vio a una mujer suicida atravesándose en su camino y cuando el auto se detuvo por completo en el medio de la carretera, soltó el aire que durante ese aterrador momento había almacenado en sus pulmones y agradeció a Dios que no hubiera mucho tránsito en la calle o en esos momentos él y muchos otros estarían apilados.

Miró hacia la parte trasera de su coche, preguntándose si acaso había sido su imaginación o la aparición de un fantasma y cuando regresó su vista al frente, chilló como no había chillado nunca antes en su vida cuando una mujer se pegó a la puerta de su coche con sus manos cubiertas en sangre manchando el vidrio.

La vio, llamándolo desesperada con una ropa que no era como nada que él hubiera visto nunca en su vida y pensó en cerrar la puerta y seguir andando en lugar de abrirle y ver si necesitaba ayuda.

—Le han disparado a mi marido, por favor —escuchó que ella decía llorando.

Se lo pensó dos veces, vio hacia el hombre que cargaba a otro hombre como podía y soltó una maldición al bajarse del auto para ir a ayudarlos. Olivia le agradeció inmediatamente y abrió la puerta trasera para que Harvie pudiera entrar con Jonathan y ella subió en el asiento del acompañante.

—Llévenos al hospital lo más rápido que pueda por favor, de verdad, no sabe cuánto se lo agradezco.

Nathaniel pisó el acelerador para devorarse los kilómetros tan rápido como fuera posible y miró sobre su hombro hacia el hombre desmayado en su asiento trasero, manchándolo todo con su sangre.

—¿Qu...Que sucedió? ¿Son actores o ¿qué? Sus ropas son...Son muy graciosas.

—Es una larga historia, pero a mi marido lo atacaron y necesita atención médica urgente.

—Puedo ver eso —. La miró a ella, estudiando la ropa que traía y apretó el volante un tanto incómodo con la situación—. Hay un hospital en Milwaukee al cual llegaremos en unos minutos.

—Muchas gracias.

Olivia miró sobre su hombro hacia Jonathan y supo por la expresión de Harvie que su tiempo estaba contado, él no estaba en muy buenas condiciones y aunque Harvie había cauterizado la herida, no había detenido un posible sangrado interno que lo llevaba a perder consciencia cada cierto tiempo y regresar en sí desorientado. Harvie temía que fuera el líquido gástrico derramando sobre su cavidad abdominal y provocando una infección.

Vidas cruzadas: El ciclo. #2 COMPLETA. +18. BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora