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Ethan fue arrastrado por los pisos de mármol del palacete con Ömer y Yusef a cada hombro suyo. Sus ojos viraron una y otra vez por las paredes suntuosas, curiosos del por qué no conocía esta parte de la casa.

Una vez, en sus escapes a las cocinas para evitar las lecciones de sus banyalar en los primeros días que llegó, a una de las trabajadoras de la cocina—y por descuido de ella—se le escapó decir que había habitaciones y pasillos ocultos en todas las propiedades de los Hasmet, construidos con dobles intenciones ante cualquier circunstancia o ataque. Ethan no tuvo oportunidad de descubrir y alimentar su avivado deseo de encontrar los pasadizos para escapar por la continua y estrecha vigilancia que tenia Assaf sobre él en esos días.

Ahora veía que no eran mitos infundados por el chisme, y que la situación era tan alarmante para usar una de esas habitaciones.

Adentrándose más ahí, el volumen de unas voces fuertes y pesadas fue aumentando exponencialmente. Ethan pudo sentir la feromona de Assaf dominando el lugar, siempre resaltando entre las demás.

Sus manos empezaron a sudar, el peso es su cabeza se sentía más insoportable y su ansiedad aumentó. No sería fácil librarse de esta reunión.








































Bir omega toplantılarımıza katılamaz[Un omega no puede estar en nuestras reuniones]—exclama una alfa mayor haciendo eco en la habitación con los susurros en acuerdo con ella. El espacio era insonorizado, pero no pequeño, teniendo también las muestras de los patrones bizantinos como en cada habitación de la mansión. Assaf estaba sentado en la punta de la mesa de roble, su madre en el otro extremo, con los miembros del Öğüt rodeándola en los otros asientos.

Kim söylüyor?[¿Lo dice quien]—responde Assaf imperturbable ante el tono grosero.

Geleneklerimiz[Nuestras tradiciones]

—Bu değişti[Eso cambió]—responde el gama.

Kim söylüyor?[¿Lo dice quien?]—ataca de nuevo la mujer.

Ben[Yo].

Las postura de Assaf se agranda, haciendo que las figuras cubiertas de turbas negras retrocedan. Belma observa el intercambio silenciosa, que para irritación de Assaf, se estaba tornando más problemático con cada segundo.
No habían dado razones o explicaciones, solo quejas.

—Es óptimo la creación de un harem, suficiente tuvimos con la muerte de tu padre y nuestros lazos rotos con los Yilmaz —habla esta vez otro de los miembros, un hombre igual de viejo que los demás, con muchas palabras en su boca pero poca razón en la cabeza.

—Y también sería óptimo que conozcan su lugar, llamar a un harem sin mi permiso, más aún con omegas de otras mafias, es una falta enorme de respeto para mi y mi mate —brama Assaf. Los movimientos de los otros alfas se volvieron más nerviosos y su postura orgullosa retrocedió nuevamente.

—Tu omega ha aceptado el harem.

Otra vez esas palabras de parte de su madre, era la segunda vez que lo recalcaba. La primera vez fue suficiente para exigir la presencia de Ethan, pero que Belma lo aseverará dos veces realmente ponía en duda a Assaf. A sus ojos, un omega necio y seguro con sus palabras y promesas no podía aceptar algo como eso, más aún cuando fue una de las condiciones que reclamó Ethan en su trato.

—Está aquí —murmuraron las personas entre sí cuando el olor dulzón del omega se empezó a sentir en el aire, haciendo un ligero contraste con el de Assaf. Belma se alzó en su asiento, poniendo ojos serios sobre el gama.

Mafia RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora