Bernarda es una chica que perdió a toda su familia muy joven por ende le transfirieron a un orfanato hay la vida no a sido fácil desde que llegó sus problemas con las drogas, sus ataques de ansiedad, los abusos que ha recibido a lo largo de su vida...
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PARTE II
𝑵𝑰𝑪𝑶𝑳𝑨𝑺
No la puedo perder, simplemente no puedo
Veo su cuerpo inerte, pálido, con su camiseta llena de sangre y sus ojos cerrados me entra desesperación
- ¡La ambulancia! - vedo como los chicos vienen corriendo
- ¡Berny! – se arrodilla Ross a lado mío - ¡No! ¡No!
- ¡¿Y la jodida ambulancia?!- grita Peter
- ¡No sé! ¡No llega! - abrazo su cuerpo
Si seguimos esperando la ambulancia, ella se va a morir en mis brazos y eso no lo voy a permitir
- ¡No voy a seguir esperando! – cargo su cuerpo en mis brazos - ¡Prendan el auto!
Corremos al auto, Martin me abre la puerta de atrás con rapidez
Me siento con su cuerpo encima mío, los chicos entran al auto y Ross acelera, no sé cuántos semáforos, señales de tránsito y autos pasamos
-Por favor no me dejes – no puedo perder a mi luz, a mi esperanza
Respiro un poco cuando diviso el hospital a lo lejos
No dejo que Ross se parquee bien porque me bajo, lanzo las puertas de emergencia
- ¡Auxilio! ¡Ayúdenme! – unas enfermeras corren hacia mí con una camilla, dejo con cuidado su cuerpo en la camilla
- ¡¿Qué paso?! – me pregunta la enfermera mientras le coloca el oxigeno
- ¡Le dispararon!
- ¡Tenemos una paciente con herida de bala! ¡Preparen el quirófano! – intento entrar con ellas, pero el guardia no me lo permite
-Joven no puede pasar – le miro incrédulo
- ¡¿Como?! - forcejeo, pero no me permite
Siento unos brazos separarme del guardia
Volteo y me doy cuenta que es Ross
- ¡Suéltame! -pido - ¡Tengo que entrar con ella! ¡Debo cuidarla!
-Amigo cálmate, por favor – trata de calmarme – Tranquilízate
-Debo protegerla...- susurro para mi
No lo hice, no le protegí
Ella sabía que eso iba a ocurrir, por eso se despidió de mí, por eso no quería que vayamos, ella nos dijo adiós, ella me dijo adiós.
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No sé cuánto tiempo ha pasado
Lo único que sé es que no he tenido noticias de mi princesa, hace un rato llegaron Rafael, Elizabeth junto con Selene, Madison y Sawyer
No he sabido nada de Blake desde entonces, supongo que ha de estar con los policías
Rafael se sienta a mi lado
- ¿Y Blake?
Me encojó de hombros
-No sé – respondo sin mirarle – Supongo que ha de estar en la estación de policías
-Creo que deberías irte a lavar la sangre de las manos y el rostro – me sugiere
Asiento sin ganas
Me levanto dirigiéndome al baño, entro y cierro la puerta con pestillo
Miro fijamente al espejo y comienzo a recordar la primera vez que la vi, la primera vez que la besé, la primera vez que estuve con ella.
Mis ojos se llenan de lagrimas
- ¡No! – golpeo el espejo con mi puño ocasionando que se rompa - ¡¿Porque?!- lloro con un niño pequeño, lloro porque hace años que no derramo una lagrima por alguien
Odio mi vida porque cuando tengo a alguien que amo, la vida se encarga de dejarme sin esa persona, por eso la odio
La puerta comienza a ser golpeada
-Ocupado – digo esperando que esa persona se vaya
- ¿Nick? – la voz de Elizabeth se escucha tras la puerta - ¿Puedes abrirme por favor?
Sin decir nada abro
Me mira con tristeza
-Oh mi niño, ven aquí – la abrazo con lágrimas en los ojos- Desahógate mi niño, desahógate – sé que hay las personas que dicen que el hombre no debe llorar, que debe ser fuerte pero ya no puedo, no puedo ser fuerte cuando la persona que amo está luchando por su vida
-No la puedo perder
-No la vas a perder – acaricia mi cabeza
-Me muero si le pasa algo – asiente
-Lo se mi niño
-Ella me devolvió la luz a mi vida, ella me devolvió la esperanza – sonrió, aunque no pueda verme – Por eso la amo porque ella es mi rayito de esperanza
-Sé que la amas – continua – Por eso ella necesita que seas fuerte, porque a ella no le gustaría que estés aquí encerrado en el baño deprimido mucho menos que te lastimes – lo peor es que es verdad - ¿No cierto?
Asiento
-Si
- ¿Entonces? - deshacemos el abrazo, me mira atentamente - ¿Qué haces aquí llorando?
Me quedo en silencio
- ¡Sal! - grita de repente haciéndome sobresaltar - ¡Sal y dale fuerzas!
Tiene razón mientras ella está luchando por su vida yo aquí sumiéndome en malos pensamientos
-Tienes razón – respondo – Voy a salir y darle las fuerzas que necesita
- ¡Eso! - celebra – Ahora lávate las manos, la cara y cámbiate esa camisa
Me da una camisa la cojo agradeciendo
-Voy a cambiarme
-Bien mi niño – se alisa la ropa – Te dejo que te cambies
Sale por esa puerta y yo me dispongo a cambiarme y limpiarme.
Voy a estar para ella como siempre y le voy a dar las fuerzas que necesita.
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