Se lanzó al peligro sin pensar que podría morir en la guerra... y solo para salvar a aquellos que se convirtieron en sus padres.
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Tú lo eres todo para mi existencia Papá. Si tú morias no podría soportar la culpa de ser un mal hijo...
Así que, si no morimos los dos no muere ninguno.
Eres aquella persona por la cual dejaría de existir si su vida dependiera de ello... y eso fue todo lo que hice por ti en mi vida.
Por lo mucho que te quería hacer feliz me sacrifiqué desde un principio, aunque eso significará poner en peligro y dolor mi pellejo.
Desde el primer momento que te vi entrar al orfanato para llevarme contigo vi en tu mirada la soledad y dolor que guardaba tu alma el cual lo demostrabas en como tratabas a todas las personas que te rodeaban. Sabía que no había muchas esperanzas de poder hacerte sentir como antes, y mucho menos que amarás el vivir de nuevo...
Nunca sentí lástima por ti, pero si quise ayudarte por buena voluntad a poder desacerté de tus demonios, aquellos los cuales te hacían querer acabar con tu vida junto con los planes que teníamos.
Si, si te intentaste suicidar en varias ocasiones a lo largo de los años... yo siempre intente como pude hacerte sentir esperanzas, esforzándome por ser mejor en todo cada día... aunque por hacer eso terminaba con mis ataques de descontrol.
Los dos estamos muy mal en esta vida, y por eso quise acompañarte para salir los dos de esta.
Para hacerte sentir completo una vez más terminé en ese campo de guerra muy pero muy lejos de ti.
Me aseguré ser lo suficientemente fuerte para que no tuvieras que sacrificar lo mismo que mi. Asta él tú del pasado me dijo que yo era una persona estúpida por estar en algo que no tiene nada que ver conmigo...
En esa guerra para destruir el reino enemigo, puse todo de mi alma, cada segundo que podía pensaba en mí y en ti, porque en un dos por tres podría haber muerto.
Al ir enfrente de todos fui el primero que tuvo que comenzar a matar. Una de las primeras personas que ensucio su arma de sangre... y creer que en ese momento apenas todo iba empezando.
Pero tuve que aguantar muchísimas cosas, y cuando digo muchísimas es porque la lista era muy extensa, cada punto del plan tenía muchas cosas que realizar... cada ataque que calculé con mi mente, la fuerza que use para mantenerme en pie y el aliento que se me hacía pesado contener, eran las cosas más fáciles. Ya lo había vivido muchas veces antes todo eso, pero nunca dejaría de ser agobiante.
Cada que podría haber sido traspasado por una lanza o espada estaba en mi cabeza el deseo de terminar y estar en paz, no tener que estar sangrando y sudando del esfuerzo físico. Quería terminar ya mi deber, el que fue puesto por ti cuando viste que tenía potencial para luchar.
Papá, ¿sabes que antes tú para pelear eras asta peor que mi?, si, te tuve que cuidar las espaldas en momentos críticos en dónde no podías con todos los atacantes. En momentos estuvieron por rebanarte por la mitad... cómo cambian las personas en 11 años no?.
