Se lanzó al peligro sin pensar que podría morir en la guerra... y solo para salvar a aquellos que se convirtieron en sus padres.
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- Mateo... ¿Te parece bueno?, Si tus amigos quieren pueden llamarte Teo o Mat - No soporte el sentimiento de regocijo que inundó mi pecho que comencé a llorar, me sentía extasiado por la felicidad que se sentía recibir algo de lo cual se me privó. - ¡N-no llores!, ¿no te gu-gusto? ¡Si quieres te lo cambio! - Comenzó a decirme Sparta apresurado y nervioso.
- No, me gusta mu-mucho - Complete mientras limpiaba mis lágrimas las cuales comenzaban a quemar mis mejillas.
La verdad es que me encantó ese nombre, me daba mucho orgullo tener uno que sonará tan bien de cualquier manera de como lo digan o pronunciarán, nunca nadie más podría haberme puesto uno mejor que ese. A Sparta pareció que le dio risa el como me comportaba.
- ¡Spartaaa! -
Tu alegre tono de voz hizo que el hombre frente a mí sonriera y te voltee a ver cómo la persona con más valor que siempre fuiste y serás. Sparta levantó su mano para que supieras donde estábamos entre todo el lugar, al encontrarlo a él con la vista te acercaste a paso rápido, y solo al llegar a su lado e intercambiar una sonrisa te le quedaste viendo de pies a cabeza, porque en parte sentías conmoción al ver que no estaba herido después de todo el peligro que sucedió en el pueblo del reino.
Después que Sparta te dio un golpe por intentar agarrarle de la cintura te diste cuenta de mi presencia en aquella camilla para heridos justo al lado de ustedes dos... La primera vez que tu mirada era para mi persona se me quedo para siempre pintada hermosamente en mis recuerdos, un recuerdo el cual obtuvo valor solamente haberlo obtenido.
...Y la primera y última vez que vi una sonrisa tan enorme en tus labios.
- ¿Tú te encuentras bien niño? - Me preguntaste a mí, mientras peinas con tús dedos mi cabello, acomodando cada mechón que quedó desordenado después que Sparta lo acariciará momentos atrás.
No pude decirte una repuesta a aquella pregunta la cual mostró que tuviste talvez un poco de interés en mí o que te preocupaste de mis heridas, porque ese hombre que me dio un nombre y que tenía el entrecejo fruncido se adelantó antes de que hablara.
- Raptor hay gente que tiene nombre, no puedes decirle tú a todos, él se llama Mateo - Mencionó con muchísimo orgullo el nombre que me dio, Me volteo a ver y su sonrisa se ensanchó más - Mateo VK.
- ¿VK? - repetiste en vos alta, incrédulo y divertido. Dramáticamente ofendido dijiste - ¿¡Porque el sí puede tenerlo y yo no!?
Yo también estaba igual de impresionado, apenas podía creer que ya tenía un nombre y segundos después tener también un apellido, y no cualquiera porque ese era uno de los apellidos que las personas más importantes del reino tenían, aquellos los cuales gobernaban esas tierras donde estábamos parados.
- Necesitarás un apellido, y no me molesta tener que compartir el mío contigo ¿Te agrada? - dirigió esas palabras a mí.
Yo asentí con la alegría que me estaba contagiando ese hombre castaño el cual le parecía bonito el hecho de que tuvieran que llamarme igual que él.
