Se lanzó al peligro sin pensar que podría morir en la guerra... y solo para salvar a aquellos que se convirtieron en sus padres.
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No me importo si algo salía mal, yo me las arreglaría como pudiera, si los resultados no salían tan buenos, yo me encargaría de llevar toda la culpa encima, y no dejaría que eso me mortifique, daría todo aunque perdiera un brazo o la cabeza al final de la batalla.
Era mejor que me conocieran por estar loco y al menos haberlo intentado todo.
Al ver a lo lejos a una persona sentada en una enorme roca sabía que sería la que nos ayudaría.
Al acercarnos pensé que su apariencia se vería mejor, pero me encontré con una mujer que parecía morir de hambre. Su cabello estaba muy desaliñado, aunque fuera un rubio se veía muy opaco y sin brillo. Los ojos que poseía eran muy hermosos con su color marrón... y ella estaba feliz, lo noté porque podía ver un cielo estrellado dentro de ellos. La ropa que tenía puesta era como la de los pueblerinos. Sus labios eran delgados pero pintados de un color violeta muy suave.
- Muchas gracias jovencito, casi todos dicen que representó a una persona viviendo en la deprimencia total - me asuste al darme cuenta de que había visto mis pensamientos y dirigido sus palabras a mí - Es un gusto poder conocer al guerrero más joven y poderoso de estas tierras -
Se había puesto de pie y hecho una reverencia frente mío, yo lo agradecí formalmente. Después su mirada se transformó totalmente al caer en ti papá. Y yo sabía con solo mirarlos que no se llevaban bien entre ustedes.
- No seas tan malvado demonio, me da vergüenza saber lo que has hecho con él - agarró otra bocanada de aire y siguió - todos tienen el derecho de ser felices aunque tú no lo quieras.
- No metas tu nariz dónde no te llaman Lina, yo sé lo que hago así que... -
Tú y ella comenzaron a discutir de algo que no entendía, y en conversación que no me conciernen tenía que no prestar atención, por eso desvíe mi mirada a unos árboles lejanos, y allí la vi... estaba Ela sentada en unas raíces enormes. Se veía calmada bajo las sombras mirándome, movió su mano de un lado a otro en una forma de saludo para mí, yo también le regresé el mismo gesto, pero con más discreción. Si no mal recuerdo llevaba una semana sin verla.
Pase unos minutos mirándola desde la distancia con pena al no poder acercarme. Tenía que estar junto a ti así que solo podía intercambiar miradas con ella.
Me sentía tan bien y en calma asta que Ela comenzó a llorar, veía sus ojos verdes nadando en lágrimas saladas, temblar en su sitio y absorber su nariz, fue algo muy repentino y me dejó confundido.
Quería darle un abrazo que la ayudara en esa situación, no lo quería de corazón, lo quería más como para devolver todos aquellos favores y detalles que me dio... aquellos los cueles nunca le podré devolver jamás. Ela volvió a levantar su mirada y hacerla posarse en mí, volvió a mover su mano temblorosa de un lado a otro como hace minutos antes, solamente que ahora llorando.
