Capítulo 24

57 12 0
                                    


Había notado una presencia ya hacía un rato, aunque no le presté demasiada atención. Me limité a ignorarla. Fue sencillo hasta que noté que se acercaba más y más a mi celda. Me escondí tras un mueble y me quedé observando la celda de enfrente, donde acababa de entrar una persona.

El chico de la celda pareció sorprenderse al verla entrar. Ella se acercó y simplemente lo miró a los ojos. Él comenzó a gritar. Los gritos eran muy usuales en aquella celda, solo que esta vez eran de terror y agonía, lo que hizo que me estremeciera y retrocediera unos pasos hasta chocar con la pared.

Al cabo de unos segundos dejó de gritar y olvidándome de la mujer que me causaba escalofríos asomé la cabeza para observar mejor al chico que había gritado desesperadamente instantes antes. Me acerqué poco a poco al pasillo. Desierto. Ni un alma recorría el pasillo dese que Septiembre se había ido a recibir su visita. Estaba completamente vacío. Era como si el frío que emanaba la celda de Dana y la presencia de aquella extraña mujer hubieran obligado a todos a esconderse.

La mujer... Su presencia era muy similar a la de Yan, a la de Septiembre... y a la mía. Peo ésta estaba cargada de odio y dolor.

Salí de la celda y crucé poco a poco el pasillo, sigilosa como gato, para evitar ser descubierta.

En la celda, Yan estaba tirado en el suelo retorciéndose de dolor.

Me acerqué a él muy despacio para evitar que se sobresaltara y se pusiera más nervioso. Me agaché para observarlo con más detención. Le puse una mano sobre la cabeza y otra en el abdomen, sin llegar a tocarlos. Me concentré y dejé la mente en blanco. Unos colores violáceos comenzaron a recorrer mi mente y a salir por mis manos hasta el cuerpo inquieto del muchacho que, poco a poco, iba calmándose.

-"Vaya, vaya, vaya" dijo una voz a mis espaldas "con que esta cárcel está llena de bichos raros."

Me incorporé velozmente y la transmisión de energía se cortó de golpe, haciendo que me mareara y me costara más mantener el equilibrio.

La voz provenía de una mujer con el pelo negro perfectamente peinado con un semirrecogido en un lado con forma de flor. Sus ojos eran de un tono ámbar muy claro y con un brillo salvaje. Llevaba un vestido negro corto por delante y muy largo por la parte de atrás, formando una larga cola con miles de volantes. En la cintura llevaba un lazo rojo que le daba color al atuendo y en los pies unos tacones altos de terciopelo.

No sería mucho más alta que yo, aunque los tacones la daban un par de centímetros que hacían que me sobrepasara.

-"Tú..." fue lo único que pude decir antes de que sacase una daga plateada con un rubí rojo en la empuñadura de uno de los pliegues de su vestido y se abalanzase sobre mí.

Con un simple movimiento hacia la derecha logré esquivarla y ponerle la zancadilla, haciendo que tropezara. Cayó al suelo pero tan rápido como aterrizó volvió a levantarse. Se había quitado los zapatos y había aflojado su lazo haciendo que la pesada falda se desprendiera, quedando únicamente en unos legins negros cortos y el corpiño.

Volvió a arremeter contra mí, esta vez con más precisión, causándome un corte bastante profundo en el brazo. Coloqué mi mano derecha sobre el brazo herido y salieron unas lucecitas moradas dejando el profundo corte en un insignificante arañazo.

Ella, aprovechando el momento me lanzó una patada al estómago y me tiró al suelo.

Me levanté torpemente, inspiré una bocanada del gélido aire y di un salto pegándole una gran patada en la boca.

Soltó una maldición en un idioma que no entendí, gruñó y volvió al ataque sacando otra daga, esta vez de su corpiño.

Tan rápido como pude, agarré un tubo que había apoyado en la pared para usarlo como arma... y no me vino nada mal. Ella se lanzó a mí con una de las dagas apuntando a mi cuello, que detuve sin problemas con la tubería y otra directa a las costillas que frené propinándole un fuerte golpe en la mano a la muchacha. Soltó la daga y se echó al suelo con un grito de dolor. Le había roto la mano con el golpe. Antes de que reaccionara cogí la daga que se le había caído y la rodeé el cuello con ella.

Estaba tan enfrascada en la pelea que no me di cuenta de que alguien acababa de llegar

-"Victoria..." dijo sorprendida la nueva

-"Septiembre"


PERDIDATempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang