Capítulo 12

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-"Veinticinco personas, veinticinco." Señaló uno de los hombres del estrado

-"Ella lo niega" comentó otro

-"Sangre en su cuerpo, huellas en el arma homicida, huellas en los veinticinco, su historial psiquiátrico... ¿Qué más pruebas necesitas?" volvió a intervenir el primero

-"Escuchemos la decisión del jurado" Intervino el juez "Por favor procedan"

-"Culpable" dijeron los doce a la vez

-"Bien, se proclama a Septiembre Alcaraz Rodríguez culpable de asesinar a veinticinco personas, incluyendo a Ángela Campos, Lucas González y María de la Torre, la pasada semana. Mañana será trasladada a la prisión de máxima seguridad como criminal altamente peligroso en Laredo. Se levanta la sesión" Dictó el juez y golpeó el mazo contra la mesa.

****

Fui trasladada en un coche negro acompañada de dos policías y de Angie.

Llevábamos cuatro horas de viaje. El paisaje era muy bonito, ya habíamos entrado en territorio cántabro. No tardaríamos mucho en llegar. A la izquierda se apreciaba la cima de una montaña con nieve en el pico y algunas vacas y toros blancos con manchas negras y grandes cuernos buscando pasto entre la blancura. A la derecha un gran barranco. Cincuenta metros mínimos. Al final del barranco había un gran valle cubierto por un manto verde con motas blancas con algún que otro animalillo buscando comida. Por él pasaba un pequeño arroyo en el que unos corzos estaban bebiendo. Al fondo de la explanada había un gran bosque. Las encinas y los robles creaban ese frondoso bosque en el que cualquier animal permanecería escondido de la civilización. Es extraño, a pesar de ser las 12 de la mañana, un búho real se acercó al coche y comenzó a volar al lado. Él era libre. Sus ojos... David...

-"Tía, estas en todos los periódicos y sales en la tele" Saltó Angie como si fuera lo más normal del mundo.

No respondí.

-"Aún no te acostumbras ¿verdad?" dijo esta vez más seria.

Hice un gesto de negación con mi cabeza. Comencé a llorar.

-"Shhh" me dijo con tono maternal se acercó a mí y apoyó mi cabeza en su pecho. "tranquila tía, Todo acabará pronto..."

-"N-no" tartamudeé "Demasiadas cosas..." empezaba a desvariar "Todos... mucha sangre... tú..." comencé a temblar "Yo no he sido..." los cristales comenzaron a vibrar "Mucha... sangre..." la radio de la parte delantera, donde se encontraban los policías, empezó a cortarse. "Quiero... salir... quiero... salir..." el coche comenzó a hacer pequeñas eses. Los policías comenzaron a asustarse "Quiero salir... quiero salir... quiero salir... quiero salir..." levantaba cada vez más el tono "¡QUIERO SALIIIIIIIIIIIIR!" Grité.

Las ruedas estallaron, los cristales se hicieron pedacitos, los policías... comenzaron a gritar... de repente... chocamos... y dimos muchas vueltas... un golpe... NADA

Habíamos acabado en el valle del barranco. Los policías estaban tendidos inertes en el suelo. No podía moverme. Angie correteaba con los corzos que vi beber agua. Corría dando saltitos como si fuera una niña. Poseía la fuerza de un corzo y parecía volar como un ángel. Su aura cambió de un tono amarillo a uno blanco. Su sudadera gris y sus mallas negras manchadas de sangre fueron cambiando junto con el aura a un vestido corto de color blanco. Sus pies quedaron descalzos. Su pelo castaño rojizo despeinado se recogió en dos coletas bajas que caían por sus hombros. Tenía un aspecto tan angelical... Incluso parecía que tenía alas. Grandes, robustas, capaces de hacerla volar como aquel búho que pasó cerca del coche.

Poco a poco recuperé mis fuerzas y logré levantarme. Avancé unos cuantos pasos pero me fallaron las piernas y me precipité al suelo.

-"¿Necesitas ayuda?" dijo una voz masculina muy conocida por mí.

-"David"

Me tendió la mano que agarré y me ayudó a levantarme. De pronto los corzos huyeron, Angie volvió a tener la ropa ensangrentada y el pelo alborotado y David desapareció. Se oyeron unas sirenas. Noté un pinchazo en el brazo y todo se volvió negro.


PERDIDAWhere stories live. Discover now