RDA┋12

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Capítulo doce.

[Honne 本音 (japonés):  El verdadero sentir que una persona sólo es capaz de mostrar cuando se siente en confianza].

• N I C L A S •

Niclas sintió el peso de la realidad cayendo de golpe sobre sus hombros.

No podía desear no haberla conocido o amado. No era tan sencillo; de serlo, lo hubiera hecho, con todas las fuerzas de su ser. Conocerla fue lo peor que le pudo pasar y, sin embargo, lo mejor para su corazón porque, aunque ella le destrozó hasta el alma, en su interior aún la amaba.

—No te sientas mal por desearlo. —Lenay trató de tranquilizarlo en cuanto se percató de que su mirada se ensombreció con decepción—. Es normal y válido todo lo que sientes.

Niclas negó con la cabeza.

—No quiero odiarla. 

—No tienes que hacerlo.

—Pero siento que eso lo haría más fácil —dijo, incapaz de retener sus pensamientos en su mente.

—¿Por qué piensas eso?

—No lo sé. Quizás el amor terminaría consumido en el odio y ya no desearía jamás estar con ella —confesó en un suspiro y dejó de sostener la mirada de Lenay—. Tal vez si comienzo a aborrecerla, puedo dejar de amarla y sentirme herido por cada cosa que hace o no hace todo el maldito tiempo. 

—No creo que odiarla sea algo necesario —replicó Lenay, y Niclas sintió como sus palabras llegaron hasta sus oídos como dagas.

—¿No? ¿Acaso no tienes idea de lo horrible que es querer estar cerca de alguien que no puedes y que no debes? —exclamó Niclas con tosquedad—. Tener que ver a esa persona todos los estúpidos días y recordar que ahora ya no forma parte de tu vida, sin mencionar lo indiferente que actúa ante ti, como si fueras nada, peor que nada. Por si lo has olvidado, es un jodido e insufrible infierno, Lenay.

—Lo sé, pero...

—Pero ¿qué? ¿De verdad te sigue pareciendo malo? —preguntó Niclas, con la voz entrecortada y rabiosa. Cada una de sus palabras saltó con ímpetu de su filosa lengua—. Odiarla es lo mínimo que se merece. Y, si esa es mi maldita salvación, no me importa. Estoy harto de sentirme de esta manera. Dime, Lenay ¿A ti no te gustaría odiar al chico que jugó contigo?

Lenay desvió su mirada, y Niclas se percató de aún existía un dolor debajo de aquella experiencia. No puedo evitar preguntarse quién fue el chico que le rompió el corazón. Sobre todo, sus motivos. Él podía jurar que encontrar a una persona que amara de la manera en la que ella lo hacía era una bendición que pocos podían tener.

"Maldito bastardo suertudo", pensó.

No conocía al tipo, pero ya lo detestaba.

Niclas agachó la cabeza, y tomó una bocanada de aire. La ira y el dolor lo estaban controlando de nuevo. ¿Por qué era tan difícil contenerse? ¿Por qué no podía regresar a ser él mismo? El chico despreocupado y alegre con el que todos querían pasar el rato.

—Salgamos de aquí —le dijo a Lenay tras un momento de silencio, e hizo un ademán hacia el exterior.

Habían llegado hace trece minutos, y todavía el lugar especial era una incógnita en su cerebro.

—¿Estás seguro? Podemos quedarnos en el coche o ir a otro sitio, cualquier cosa con la que te sientas cómodo y...

Él la interrumpió.

Residuos de Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora