Capítulo 10: Pasado...

837 135 15
                                    

Jugueteó una vez más con la pequeña caja que bailaba entre sus dedos. Su verde mirada estaba sombría, temerosa. ¿Quién la habría enviado? Quería pensar que todo era producto de una mala broma por parte de Yun Ho o algún otro de sus compañeros, pero...

Sintió una mano acomodarse sobre su hombro. Alzó la vista y sonrió al ver al fantasma que le miraba con preocupación.

—Lo siento — se disculpó, dejando la cajita a un lado y tomándole de las manos

—¿Estás pensando en tus padres?

—Ellos no son mis padres — discutió él — unos padres no abandonan a sus hijos en las calles. Discúlpame — agregó dulcemente, al ver que el rostro del castaño se había ensombrecido — no quise sonar tan amargado, pero...

—No deberías de juzgarlos tan fuertemente — interrumpió — Ellos pudieron haber tenido sus razones

—No hay razones para justificarlos, Jimin.

El fantasma se encogió de hombros y sonrió tristemente.

—Créeme que hay cosas peores que tus padres pueden hacer, en lugar de abandonarte. Recuerda que, gracias a ello, estás con Jae Hyun y Na Ra; estás con Taehyung...

—Estoy contigo — agregó él — Eso es lo que más importa ahora.

—No es necesario que me digas palabras bonitas — recordó el castaño, mientras él lo atraía hacia su pecho — Basta con decirme que ya no quieres seguir hablando del mismo tema. Yo entenderé

Jungkook hundió el rostro en sus cabellos y soltó una apenada risita

—Gracias — dijo, empezándolo a acunar entre sus brazos.

El cerró los ojos y los abrió, al sentir que sus labios comenzaban a ser acariciados por una suave tela de dulce terciopelo — Supongo que ahora, que estamos en mi recamara y todos piensan que tú te has ido a tu casa y yo estoy durmiendo, no importa si hago esto, ¿verdad?

El fantasma no contestó. Se limitó a hilar sus pálidos dedos en los cabellos del muchacho, para atraer su boca hacia la suya. Jungkook suspiró ante la maravillosa sensación que le ocasionaba ese aliento fresco entrando por su garganta y, sin darse cuenta si quiera, su cuerpo fue empujando al de Jimin hacia atrás, hasta que éste quedó completamente acostado sobre la cama, debajo del suyo.

Ambos pares de labios se humedecían, cada vez con más dulzura y pasión, mientras Jungkook intentaba delinear, con la punta de sus dedos, cada parte de sus sonrojadas mejillas.

—Eres tan hermoso — susurró, con la respiración entrecortada, mirándolo a los ojos.

Era tan maravilloso comprobar que era capaz de sentir cada curva de Jimin pegada a su cuerpo, que apenas y lo podía creer. Y es que debajo de él no había un alma vagando por la tierra, si no un chico de carne y hueso que vibraba bajo sus caricias.

Suspiró y besó los pálidos parpados. Sus largas pestañas le cosquilleaban los labios, que dibujaban una sonrisa feliz, pero agotada.

—Descansa — aconsejó el fantasma, abrazándolo. Había sido suficiente por hoy.

Él aceptó y recargó su cabeza sobre su pecho. Cerró los ojos, mientras la mano blanda acariciaba sus cabellos y le adormecía. Si existía un paraíso, debía de ser en el lugar que se hallaba: entre la cuna de sus brazos, entre la suavidad de su piel, entre la dulzura de su olor... No importaba si el no existía para el resto del mundo. Poco afectaba el saber que, si alguien se llegaba a asomar en ese momento por la puerta, solo le vería a él, "solo", tendido sobre la cama...

Almas enamoradas - KookminOnde histórias criam vida. Descubra agora