Capítulo 38

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La calle no está muy llena de gente, pero sí hay la suficiente como para sentirme segura. Miro a cada lado de la carretera y veo que no pasa ningún coche, así que cruzo. Pero de repente y de la nada, aparece un coche escopetado y pasa por delante de mí a toda velocidad, rozándome por poco. Me desequilibrio hacia atrás, me tropiezo y me caigo al suelo dándome un golpe en la cabeza que me deja inconsciente durante no sé cuánto tiempo.

-Hey. ¿Puedes oírme?- dice la voz de un hombre, abro los ojos lentamente y estoy tumbada en el suelo. Hay dos mujeres y tres hombres a mi alrededor, además del que me está hablando que tiene pinta de médico por cómo va vestido.

Agudizo mi oído y me doy cuenta de que suena la sirena muy cercana de una ambulancia.

-¿Cómo te llamas? ¿Recuerdas tu nombre?- me pregunta el médico.

-Amy LaRusso- respondo dolorida, mirando alrededor aturdida- ¿Qué ha pasado?

-Un coche salió de la nada y casi te atropelló, perdiste el equilibrio y te caíste, te has dado un buen golpe

-¿Un golpe?- me llevo la mano a la cabeza, es cierto que siento dolor en ella y que el mundo me da vueltas, además miro mi mano y está llena de sangre.

-Sí, ahí- es justo encima de la cabeza, ya que he caído de lado- No he querido moverte por si es muy grave, acaba de llegar otra ambulancia

-Estoy bien, no quiero ir al hospital

-No es necesario, pueden revisarte en el propio vehículo. ¿Te encuentras bien?

-Me duele la cabeza y estoy mareada

-¿Dónde vives? ¿Has visto la cara de quien conducía el coche?

-En Reseda. Y no, iba muy rápido. ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

-Inconsciente 20 minutos, ellos han intentado que volvieras en sí

-Gracias- les agradezco.

-¡Amy!- esa es la voz de mi hermano, ha dejado su coche en medio de la carretera y viene corriendo hacia mí, con Ali a sus espaldas- Amy, Amy- dice agachándose asustado.

-¿Quién eres? ¿La conoces?- pregunta el médico.

-Su hermano. ¿Estás bien?

-Sí- entre dos personas me suben a una camilla y me meten en la ambulancia, el médico intenta calmar a mi hermano mientras tanto. Una doctora y un doctor me examinan la cabeza.

-No es una herida profunda, pero hay que tener cuidado, cualquier golpe próximo a la cabeza puede ser fatal. No hagas mucho esfuerzo estos días, tendrás síntomas como mareos y tal vez vómitos- no me puede pedir eso cuando se acerca el All Valley, señora.

No puedo creer que esto haya pasado ahora, debería haberle dicho que sí al señor Miyagi para que me llevase a casa.

-¿Cómo te encuentras?- pregunta Ali en la puerta de la ambulancia.

-Un poco mejor

-Pues menos mal, creo que a tu hermano le va a dar algo- ambas miramos a Dani pelear con el médico que me ha atendido en el suelo, pongo una mueca, pobre hombre.

-Dani- le llamo, él deja de pelear y viene corriendo a mí.

-¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¿Necesitas algo?

-Estoy bien, solo necesito irme a casa

-¡Oh Dios mío!- ruedo los ojos y resoplo cansada cuando escucho gritar a mi madre, en seguida la veo corriendo hacia nosotros.

-Señora no puede...

-¡Soy su madre!- grita alterada, no sé por qué razón quiero llorar, pero mis hormonas quieren que lo haga.

-Amy está bien, señora LaRusso, podría haber sido peor- dice Ali tranquilizándola.

-Ay mi niña- dice abrazándome- Con lo cerca que está el All Valley

-Mamá- le alerta Dani para que no hable de más, pero ya es tarde, porque ya estoy llorando.

-Quiero irme a casa. Lo siento Dani, es tu cumpleaños y por mi culpa...

-Cállate Amy, por favor- dice Dani, entre Ali y él me ayudan a bajar de la ambulancia. Los doctores me aconsejan descansar, pero no saben que tengo que dar todo de mí dentro de cinco días y no puedo quedarme sentada sin entrenar.

Al día siguiente los síntomas que me dijo la doctora aparecen. Me levanto mareada y no tardo en vomitar, incluso cuando no tengo mucho en el estómago. Y así es como no me despego del baño todo el día.

-Oh hola, pasa- dice mi madre en la puerta principal, la posición que tengo ahora me recuerda a cuando estuve borracha en casa de Johnny, ya que tengo el brazo apoyado en el retrete y mi cabeza encima de este.

Mi madre llama a la puerta cerrada del baño donde estoy. Gruño con dolor de cabeza antes de contestar sin ganas:

-¿Qué?

-Ha venido alguien a verte- dice abriendo la puerta del todo, dejando ver a Johnny.

-¿Qué haces aquí?- pregunto todavía sin ganas, sin despegar la cabeza de mi brazo.

-Ali me ha contado lo que te ha pasado, bueno en realidad la he escuchado hablando con Liam, pero da igual. Quería venir a ver cómo estabas- mi madre nos deja solos cuando Johnny se sienta a mi lado en el suelo.

-Pues estoy fatal- me quejo sin moverme de posición- Como Kreese se entere de que estás aquí...

-No lo va a saber, tranquila. Y si lo hace, los chicos se ocuparán de ello como siempre

-¿Qué tal llevas los entrenamientos?- pregunto para hablar de algo.

-Son bastante duros, ahora más que nunca, pero en Cobra Kai podemos con todo. Quiero que sepas que Kreese a veces juega sucio, lo digo por...

-¿Por si me toca pelear contra alguno de vosotros? Tranquilo Johnny, sé cómo es Cobra Kai, he estado ahí poco tiempo pero sé cómo va la cosa. Si Kreese ve un punto débil, irá a por el, y ahora mismo Dani y yo somos el suyo- respondo, nos quedamos callados un par de segundos y él me acaricia la cabeza con cuidado.

-¿Te duele mucho?

-Me duele más el hecho de que quede nada para el All Valley y no pueda dar todo de mí

-¿Quién te dice que no puedes? Eres fuerte, puedes con esto, puedes con todo- sonrío, haberle visto me pone de buen humor.

Karate Kid (Johnny Lawrence y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora