Capítulo 27

965 74 3
                                    

Todo el maldito día lijando el suelo con esos malditos instrumentos, y ni una sola gota de sudor por el karate. Dani y yo tenemos los brazos tan entumecidos que no podemos ni moverlos, vamos a tener agujetas seguro.

No me quejo en voz alta porque sé que el señor Miyagi nos dijo que no le cuestionáramos y que no hiciéramos preguntas, pero mi paciencia tiene un límite y se está acabando.

-Hmm, así gustar, sin astillas- dice el señor Miyagi.

-Estoy destrozada- digo levantándome, Dani imita mi acción.

-Iros casa, descansad. Mañana empezar pronto, seis en punto- mi hermano y yo nos miramos asombrados, pero nos encogemos de hombros y nos vamos.

-No puedo creer que haya dicho a las seis en punto de la mañana. ¡Si apenas podré levantarme de la cama!- me quejo montando en la parte de atrás de la bici de Dani.

-Será mejor no quejarnos- dice.

Llegamos a casa y saludamos a nuestra madre.

-Hola, pensé que tendríais hambre así que os he preparado algo de comer- dice señalando la mesa, nosotros vamos a comer en seguida, estamos hambrientos a pesar de que hemos hecho algunos descansos para comer estando en la casa del señor Miyagi.

-Gracias- agradecemos.

-Ha venido tu novio preguntando por ti- dice acaparando mi atención.

-¿Qué ha dicho?

-Tenía que hablar contigo, se le vio bastante serio así que supongo que es importante lo que tiene que decirte- algo en mí se remueve, porque si estaba serio es que no es algo bueno.

-Mañana iré a verle, gracias mamá- iré a la salida del insti a hablar con él, o si no luego a su casa.

-Me voy a dormir, como siga de pie me voy a caer- dice Dani haciéndome reír.

-¿El señor Miyagi os ha machacado mucho?- pregunta nuestra madre.

-Mucho se queda corto- digo metiéndome en la habitación, me doy una ducha para quitarme el sudor y me cambio de ropa, después me meto en la cama y me quedo dormida en seguida.

Al día siguiente a las seis en punto Dani y yo estamos en pie, nuestra madre sigue dormida así que nosotros hacemos el desayuno y la dejamos una nota antes de irnos. A mi hermano parece que le importa poco perderse dos días de clase.

Encontramos al sensei intentando atrapar una mosca con dos palillos chinos, nos sentamos con él en el suelo.

-¿No sería más fácil con un matamoscas?- pregunta Dani, se lleva un codazo de mi parte porque está distrayendo al señor Miyagi con tonterías.

-Hombre coja mosca con palillos, conseguirlo todo- explica Miyagi.

-¿Usted ha cogido alguna?- le pregunto.

-Aún no- responde.

-¿Me deja intentarlo?- pregunta Dani.

-Si querer...- Dani coge dos palillos y yo me dedico a verles.

Mi hermano consigue coger la mosca tras unos pocos intentos.

-Eh, eh, eh, señor Miyagi, mire, mire- dice Dani entusiasmado, Miyagi se levanta enfadado.

-Suerte principiante- dice Miyagi saliendo de su casa, no puedo evitar reír.

-Creo que se ha enfadado- le digo a Dani, él ríe avergonzado.

-Acompañadme- nos pide el hombre desde la puerta de su casa, nosotros lo hacemos sin rechistar y le seguimos. Lleva dos brochas en una mano y un bote de pintura en la otra- Tener que pintar valla

-¿Pintar su valla?- pregunto confua, cogiendo una brocha que él me da y metiéndola en la pintura, empieza a pintar pero el señor Miyagi me para.

-Todo muñeca. Muñeca arriba, muñeca abajo, pincelada larga. Dobla muñeca, dobla rodillas, abajo. Muy bien Amy san, no olvides respirar, dentro, fuera- mi hermano me imita después de pillar cómo el señor Miyagi me ha corregido.

Tenemos que pintar toda la valla que rodea su casa por delante y por detrás, genial. Incluso no nos damos cuenta de que se ha ido a no sé dónde, dejándonos solos.

El tiempo pasa muy rápido y cuando nos queremos dar cuenta, ya es de noche de nuevo.

-¿Crees que esto puede servirnos de algo en el karate?- pregunto moviendo mi brazo dolorido.

-Si nos dijo que no hiciéramos preguntas, es por algo- dice Dani.

-Ya, pero no estamos haciendo karate. Yo no dejé Cobra Kai para hacerle favores- me quejo.

-Amy san tener razón- dice Miyagi entrando por la puerta de la valla recién pintada- Vosotros no estar aquí por favores, vosotros estar para aprender karate, yo estar haciendo mi parte, vosotros hacer la vuestra. Buen trabajo con valla, venid mañana, empezar temprano- dice antes de meterse en su casa.

Cuando terminamos la última parte de la valla, recogemos nuestras cosas y vamos a coger la bici de Dani para volver a casa, pero entonces me acuerdo de que tenía que hablar con Johnny y lo he olvidado por completo.

-¿Qué te pasa?- pregunta Dani.

-¿Puedes llevarme a Encino? He olvidado que tenía que hablar con Johnny

-¿Vas a ir así vestida?- pregunta mirándome de arriba abajo, yo también me miro y me doy cuenta de que estoy llena de manchas de pintura- Tu cara está casi igual y estás despeinada

-No me importa, quiero saber de qué quiere hablar conmigo por si es algo grave, las apariencias me dan igual ahora- digo montándome en su bici.

-Te llevaré pero no me quedaré, tendrás que buscar la manera de llegar a casa

-Hecho- accedo, en seguida llegamos a Encino y tengo que respirar profundamente un par de veces para calmarme.

Me bajo de la bici y me acerco a la puerta, antes de tocar me doy cuenta de que Dani no se ha ido así que le miro.

-¿Qué?- pregunta.

-¿No has dicho que te ibas a ir?- pregunto con una ceja levantada.

-Solo quiero ver si te recibe o no, a lo mejor no está en casa o no quiere verte- con lo último bromea.

Ruedo los ojos y llamo al timbre, espero unos segundos pero nadie me abre. Llamo una segunda vez y tampoco me abre nadie, suspiro y me doy la vuelta.

-Parece que no hay nadie- digo triste, empezando a caminar de nuevo hacia mi hermano, entonces la puerta se abre y me doy la vuelta de nuevo, pero no es Johnny quien me abre, es Sid.

Karate Kid (Johnny Lawrence y tú)Where stories live. Discover now