Un brindis por otra noche sin fin.

Начните с самого начала
                                    

Craig intentó tomar su mano, Tweek la quitó.

—Ahora, ya no me cuesta trabajo dejarte ir. —concluyó. Dándose media vuelta salió por completo de la habitación, de la casa y de la vida de Craig Tucker, sin una lágrima en su rostro, solo una tenue sonrisa que solo se fue haciendo más grande con el atravesar de los días.

Observó la ventana por un largo rato, sin importarle que el sol estuviera quemando su piel y el dolor comenzara a hacerse presente. El sudor recorrió todo su rostro y pecho. Contrario a las lágrimas que acompañaban el sudor de su cara, no eran precisamente por la agonía de terminar una relación de tantos años, ahora de forma definitiva, por supuesto que lo extrañaría, era Tweek después de todo, no obstante, la parte más sensata de Craig se sentía contento por él, porque Tweek merecía él mundo y lo único que Craig pudo darle fueron migajas que llamó amor. Igual que a Kyle.

—.—.—.—.—

Fue algo de lo que se percató, como pequeñas piezas de un rompecabezas. Al principio, pensó que solo era un pobre desgraciado que tuvo la mala fortuna de encontrarse a Cartman en su vida, no era demasiado difícil de pensar que Eric podría hacer eso y más si lo molestaban lo suficiente. Luego notó que las palabras estaban cargadas de un resentimiento profundo, no una molestia corriente, más parecía que ese pobre sujeto ni siquiera se había percatado de haber molestado a Cartman. Las palabras torpes y burdas podían esquivarse fácilmente, las llamadas ignorarse, sin embargo, cada día eran más y más, todas empuñadas por la mano de Kyle.

No tardó demasiado en suponer que sería alguien a quién conocía, ¿por qué más estaría tan renuente a que nadie más aparte de Kyle lo hiciera? Incluso grababa para días previos que Kyle no pudiera ir a apoyarlo debido al trabajo o un día que solo fuera para puro sexo y nada más que eso.

Tardó menos en saber de quién se trataba, pero lo negó. Negó que su mente procesara esas palabras pronunciadas dirigidas a esa persona, que, en su momento, amó tanto. Se abstuvo de suponer cosas, porque le lastimaba creerlas. Así que en algún punto entre la primera letra escrita en papel hasta cuando Stanley le rompió el corazón, lo olvidó por completo. Lo censuró de su mente como se elimina un recuerdo amargo y doloroso.

Luego esa idea se volvió realidad, como siempre lo fue.

—Estás donde mereces. —se espetó con rencor, mirándose al espejo. Unas ojeras rimbombantes adornaban la piel debajo de sus ojos, profundas y oscuras, aquellos ojos que lo miraban parecían de una persona distinta a lo que un día fue, ese destello de ira combinada con arrogancia se había ido para siempre.

Salió del baño sin ánimo, el trasero aún le dolía y quería pasar todo el día en cama de ser necesario. Stan en la cama bebía la botella de agua de cortesía que habían dejado en el motel, ahora no solo era calzoncillos, llevaba su ropa normal después de ir a renovar la habitación para otro día y otra noche más. Junto a él una bolsa de hamburguesas y café barato.

Stan lo miró con curia nada disimulada. — ¿Fui demasiado rudo?

—He tenido peores. —bufó Kyle, dándole una media sonrisa. Stan lo imitó.

La mañana pasó sin gracia, ambos terminándose la comida, recostándose en la cama, jugando con los canales de la televisión. El calor húmedo que la lluvia trajo hacía que la habitación comenzara a volverse insoportable, Stan entonces ofreció un poco más de alcohol que Kyle tomó sin más. No es que le produjera una sensación agradable como a su acompañante, más bien no quería ser el único que estuviera despierto en esa realidad tan aterradora que los rodeaba.

Cuando volvió a despertar era de noche otra vez, las ocho para ser exactos. La habitación apestaba a alcohol y sexo. Stan estaba tirado en una parte de la habitación, desnudo, con la botella de vodka escurriendo por toda la alfombra. Kyle se levantó sintiendo el dolor de su herida que se encontraba sangrando, a su suerte (o no tanto) esta no se había abierto, pero al parecer todo el movimiento había causado un pequeño sangrado. Se levantó con una terrible jaqueca, tomó un par de billetes de Stan y salió a comprar un café.

¿Por qué lo llaman amor cuando se llama sexo?Место, где живут истории. Откройте их для себя