-Quizás sea un fantasma- Kagome, mi compañera de habitación me mira desde su cama, mientras se pinta las uñas de los pies.
-No lo creo, te dije que lo golpeé con la escoba en la cabeza.-le recuerdo balanceándome sobre la línea imaginaria de nuestra habitación.
-Entonces debe ser un intruso, deberíamos avisarle a las hermanas-concluye ella, señalándome con el diminuto frasco de esmalte rojo.
-Qué uso le das al idioma, mujer!. Dices que "tenemos" pero ambas sabemos que no me acompañarás a decirles.
-Bueno Rin, es que yo no he visto nada. Tú eres quien sabe todo.-me responde encogiéndose de hombros.
-Me da igual. Si es por mí, puede quedarse tanto como él quiera.-digo cansada dejándome caer en mi cama.
-Y si es un fugitivo? Un asesino que acaba de escapar?-Ella asoma su cabeza desde su litera y sus cabellos negros cuelgan frente a mí.
Ella pertenece a una adinerada familia, siendo la mayor de dos hijos, mientras que yo soy solo una huerfana pobre. Tantas diferencias y aún así somos tan similares que muchos pensarían que somos hermanas.
Acaso, eres mi alma gemela, querida Kagome?.
Su sonrisa perfecta me hace reír también a mí que termino arrojándole mi almohada en la cara.
-La prisión más cercana está a 50 kilómetros de aquí. Creo que hasta los más ineptos policías ya lo hubieran atrapado.
-Solo evítalo la próxima vez que lo veas. No es como si ya no tuvieras suficientes problemas por ti misma.
-No quiero-respondo golpeteando con mis pies el camarote.
-Rin!-me regaña mi amiga
-Cielos, solo estoy bromeando. Ni siquiera merece que lo mire de nuevo. Es un idiota y un patán.
-Me alegra escuchar eso. Significa que estaremos bien.
-Aunque es muy apuesto, y es como, lo más interesante en kilómetros a la redonda, tal vez podríamos aprender ciertas cosas de él, preguntarle cómo es la ciudad de donde viene...
-Basta, no quiero seguir escuchando. Déjame dormir.
-Son las 9:30!
-Me da igual, tenemos que despertar temprano para limpiar el altar. Duérmete, Rin.
-Ay, eres una aguafiestas.
-Pero me quieres.
-Y tú a mí.
-Rin, hablo en serio, ya no te metas en más problemas.-me pide
-De acuerdo, aunque no prometo nada.
-Rin, ya duérmete-termina de decir entre bostezos
La noche pasa volando y a pesar de que el sol aún no ha salido nos levantamos, nos bañamos, nos ponemos el uniforme y caminamos juntas por los pasillos del viejo convento hasta llegar a la capilla.
-Lirio y Azucena-Sor Úrsula nos da la bienvenida con cara de pocos amigos.
-Mi nombre es Rin y el suyo Kagome, Sor Úrsula-le respondo exagerando los gestos de mis manos y el ceño de la mujer se le vuelve más molesto aún.
-Insolente!-grita ella llevándose la mano al pecho.
-Lo siento mucho, Sor Úrsula, Lirio solo estaba jugando, ya sabe cómo es-explica Kagome interponiéndose entre la monja y yo.
-Señorita Azucena, será mejor que no entable amistad con Lirio o su estancia en el liceo, aunque breve, se echará a perder.
-Pero qué manía, somos acaso un jardín para llevar todas nombre de flor?.
-Silencio, limpien muy bien todo, no quiero ver ni un poco de polvo cuando regrese.
-Si, Sor Úrsula-respondemos Kagome y yo, sin muchas ganas, y la mujer se marcha no sin antes halarme el cabello al pasar.
-Bruja-maldigo entre dientes y Kagome ríe divertida.
-Deja ya de refunfuñar, Rin, y ven ayúdame-me pide y acto seguido me pasa un colorido plumero.
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La Muerte Y La Flor
FantasySesshomaru, el temido ángel de la muerte, resulta herido en una disputa fraternal. Ahora ha sido enviado por el alma de un humano que no debió nacer, pero sigue con vida.