11. Cazador

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Ahogó el grito como cada noche, como cada pesadilla que ya era una fiel compañera en sus escasas horas de sueño. Una pesadilla en la que siempre se reproducían las mismas palabras. Apretó con los dedos el mullido colchón del sofá e intentó respirar con calma mientras el bulto que descansaba en la cama del hospital se movía al ritmo de una respiración acompasada. Harry estaba allí, frente a él, durmiendo tranquilo.

Louis también estaba allí.

Él solamente estaba.

♣ ♠ ♥

—¿Seguro que ya puede levantarse?

Harry puso los ojos en blanco por enésima vez mientras Louis fruncía todavía más el ceño, hasta el punto de que podía jurar que sus líneas de expresión se habían acentuado visiblemente en los últimos días.

En las últimas cuarenta y ocho horas y, contra todo pronóstico, evolucionó rápido y favorablemente. Su médico lo achacaba a que tenía una gran voluntad, mientras que él lo concebía a sus propias razones, que se resumían en quien le velaba el sueño.

No se separaron. Fue imposible que lo hicieran después de aquella tarde que todavía cargaba con los recuerdos de una plúmbea y ardorosa angustia. Louis le dijo que no tenía voluntad de volverlo a dejar.

Dos días de besos furtivos, caricias y buscarse en las noches para ambos asegurarse de que el otro seguía ahí. Harry realmente sentía que Louis solo tenía ojos para él. Para atenderlo y preocuparse por su recuperación mientras no le daba ninguna explicación, más que la suficiente, sobre el pago del hospital. Cada mañana, los auxiliares iban a asearlo. Harry sabía que en cualquier momento se consumiría junto a su vergüenza porque Louis estuviese allí en ese momento. Por eso o el dulce ardor que las graciosas expresiones del apostador creaban entonces en la boca de su estómago.

Bastó con dos días de rehabilitación para que Harry por fin pudiera estar de pie, dando pasos lentos y soportando el tirón en el estómago.

—Todo depende de él —canturreó el médico apuntando algo en su ficha mientras una enfermera estaba pendiente de cada paso que daba—. ¿Cómo te sientes, Harry? ¿Te incomoda demasiado estar de pie?

Harry vio de reojo cómo el ceño de Louis seguía fruncido.

—No —respondió con energía, paseando la palma de su mano por la cama mientras caminaba—. No es nada que no pueda soportar ni un dolor que no haya sentido antes. Estoy bien. Estaré bien.

El hombre de mediana edad y bata blanca esbozó una sonrisa cuando terminó de apuntar.

—Bien, ve despacio y cuando vuelvas a acostarte sigue aplicando frío. Si sigues así, no veo por qué no podamos darte el alta.

—¿E-el alta? —cuestionó Louis pestañeando repetidas veces. El médico volvió a asentir—. ¿No es muy pronto? Su enfermedad y... el golpe. Todavía tiene el hematoma.

El médico chasqueó la lengua interrumpiéndolo.

—Harry evoluciona bien. La medicación ha hecho efecto y él tiene fuerza de voluntad. Si sigue así no veo problema para que vuelva a casa.

Vuelva a casa.

Harry sintió una sacudida en el pecho.

—Muchas gracias, doctor —intervino, irguiéndose todo lo que el tirón de su vientre vendado le permitía.

La enfermera dio unas últimas indicaciones que Harry obedeció y abandonó la habitación detrás del médico. Tomó una bocanada de aire antes de erguirse un poco más y dibujar en su rostro una sonrisa cuando se encontró con el semblante aún contraído de Louis.

As de picasWhere stories live. Discover now