Cap. 6º: "Mi padre"

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Eran aproximadamente las 2 de la mañana, las brillantes luces de la ciudad inundaban el interior del oscuro auto, y el constante goteo en el cristal del parabrisas era lo único que me podía mantener despierta. El repentino cambio de horario combinado con las cuatro horas de trayecto de la ciudad de Londres a Plymouth, ahondado a los miles de sentimientos acumulados en mi interior, me hacían quedar completamente fuera de batalla.

Volví a entreabrir un poco los ojos, lo suficiente como para poder notar las casas a nuestro alrededor, dándome la bienvenida a la ciudad donde viviría por tiempo indefinido. Realmente era un lugar lindo, o al menos eso aparentaba a estas horas de la madrugada, confiriéndole un aspecto apacible y tranquilo.

—Si esto te gusta espera a conocer la bahía —escuché decir a Alexander después de un rato— Acaban de poner un parque de atracciones con rueda de la fortuna y todo —dijo al tiempo que me dedicaba una media sonrisa.

Sabía que no sería lo mismo a comparación de los cálidos paisajes que me iba a ofrecer Florencia, pero la idea de explorar un lugar nuevo me emocionaba de igual forma.

—¿Cuánto falta para llegar? —pregunté al tiempo que trataba de encender mi móvil por enésima vez en el trayecto. 

 Al parecer la pila había cedido y no podía dejar de pensar en mamá, tal vez llegando a casa de mi padre con la clave del wifi podría mandarle un mensaje para avisarle que estaba bien.

—Tranquila, gatita —dijo dedicándome una mirada de soslayo— No pienso secuestrarte o algo por el estilo.

Instantáneamente fruncí el ceño, odiaba que me dijera de esa forma, y más si apenas nos acabábamos de conocer. Cameron había tardado años en decirme Kitty Kat, así que me negaba rotundamente a que este chico se dirigiera a mí de forma similar.

—¿Quieres dejar de llamarme así, por favor? —dije tratando imprimir un tono determinante en mi voz.

—¿Cómo?, ¿Gatita? —preguntó con un brillo falso de inocencia danzando en sus ojos—¿Acaso te molesta?

—Dado el hecho de que somos básicamente parientes, sí, me molesta— lo fulminé con la mirada.

Alexander elevó una ceja sin perder su sonrisa socarrona.

—Si te vas a poner toda técnica —dijo con calma— Básicamente no somos parientes. Mi sangre no corre por tus venas ni viceversa. Nuestros padres se coje....

—¡Entendido! —grité antes de que pudiera terminar de expresar sus sucios pensamientos— No me interesa saber lo que hacen nuestros padres— declaré al tiempo que me dejaba caer con pesar en el asiento.

Una suave risa amortiguada salió de los labios de Alexander.

—Pero sí sabes que lo hacen, ¿no? —volvió a reír— ¿O acaso piensas que ellos dos no...?

—¡Me imagino! —lo interrumpí.

—Ah, o sea que si tienes una imaginación sucia después de todo... —dijo con una voz tan ronca que me hizo enrojecer hasta la raíz del cuero cabelludo.

—Yo... yo no dije... lo que quiero decir... es que —comencé a balbucear.

Alexander soltó una carcajada tan alta, que prácticamente la pude sentir vibrar en mi propio pecho. Estupendo, ahora piensa que eres una idiota que no sabe hablar y una pervertida, bien hecho Kate, pensé a mi pesar.

—¿Ves? —dijo ladeando su cabeza hacia mí— Eres como una pequeña gatita, siempre asustada y tratando de disfrazarse de león.

—Yo no estoy siempre asustada —objeté.

¿O sí? ¿Esa era la razón por la que ponía tantos muros a mi alrededor? ¿Por esa horrible sensación de que la siguiente persona que conociera me abandonaría igual que mi padre lo había hecho con mi madre? Un frio inmenso se comenzó a formar en el interior de mi pecho.

Antes de que pudiera decir o pensar algo más, pude notar que el motor se apagaba y el auto se detenía.

—Hogar dulce hogar, hermanita —escuché decir a Alexander con un tono sarcástico, sin despegar la mirada de la inmensa casa con rejas negras que se encontraba a un lado de nosotros.

Mis ojos se abrieron de par en par y no gracias a la espectacular vista que ofrecía la lujosa casa, si no, por la imagen de aquel hombre que se encontraba de pie en la entrada principal mirando directamente hacia nosotros.

Mi padre.

***

Good Girls love Bad BoysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora