━ ☆. ☪ .☆ ━
[La fuerza y la vida no son sino epifanías de la realidad última.]
Comenzó un evento escalofriante. Siete cartas. Una prueba. Una epifanía con una realidad misma sobre su pasado. Una teoría sorprendente con detalles mismos de un experime...
Debussy estaba en la tonalidad correcta. Todo en completa armonía con mis palpitaciones constantes, un ritmo silencioso representando la escena de mi cordura. Ya basta. Pasaban las intermitentes de lo inusual y bello manteniéndome en pie sin dejar de ver su rostro inanimado antes de su llegada, ahora sólo se mantenía en una sola pieza inerte en ese frío suelo. Las telas danzaban con el rocío intruso que surgía de la ventana rota en cientos de pedazos como una magnífica escena, una escena fatídica y protagonista de la historia.
Moldeaba el arma que me tenía preso, una botella canela. Vacía de alcohol; llena de sufrimiento. Ahora sólo se delineaba con sangre: mía, de mi padre o mi hermana.
Con un sinfín de maldiciones se opacaba la cabaña e iluminaba con los rayos dorados de la mañana, seguía tarareando esa triste melodía . Nota tras nota contemplaba una piel llena de hematomas. Mi hermana había caído en un abismo del cual ya no había regreso, y dejé de escuchar aquellas súplicas de mi voz favorita, hasta ser una voz inaudible en el viento, sentí la oscuridad y silencio que nunca tuvieron una invitación antes, los focos quedaron apagados con los cánticos de los pájaros opacando los minutos congelados en el tiempo; como si nunca hubiese alguien.
Seguí la enorme mancha de sangre escarlata uniéndose en las llanuras con la madera. No pude ver los hermosos ojos de mi hermana Suni, almendrados encarándome repleta de la escarlata sangre, rozando sus finos rasgos. Su cabello negro estaba rojizo al igual que sus hermosas pestañas; moviéndose con el viento, al son de "Claro de Luna". No pude acariciar su rostro, no pude mirar el hoyo en su frente donde no dejaba caer la sangre arruinando su inocencia perdida, la ausencia de vida de la mujer más bella, mi hermana. Su mano tocaba la mía en un roce casi nulo, tocaba el dolor, la inseguridad y el monstruo en el que me he convertido, tocaba el líquido rojizo proveniente de mis golpes insensatos y torpes.
Seguía moldeando aquella botella canela como mi piel, cuarteada en mis dedos mezclando los chorros de sangre escurridiza hacia la mano de mi padre. Cerrada en un puño, listo para golpearme en muerte, tomando el arma que mató a Suni. Sólo pude mirarlo a los ojos abiertos con rencor, encarar sus fina vista con dominación. Sólo pude mantener la vista unos segundos antes de gritar en silencio derritiendo ese deseo de volverlo a ver. Seguía con escepticismo ante aquella incredulidad vacilando una paz insatisfecha.
La ira me dominó y se esculpió en mi. De tal manera que todo se dibujo en cámara lenta. Los gritos, los golpes hasta las ocurrencias de la ebriedad convertidas en un acto impuro hacia el sonido más horrendo.
El sonido de la muerte misma.
Delinee aquella arma, hasta tomar su mano, descubriendo algo irreconocible bajo sus callosos dedos; una tarjeta. Una baraja arrugada puesta de la manera más mentirosa posible, transparentes con toque dorados y negros, llenos de relieve al tacto inoportuno de mis dedos descubriendo una silueta inexistente de un número en ella, el número "siete" alzándose en sus extremos anhelando la luz del día; una bella mariposa se veía en el centro de una forma jamás vista besando los sutiles labios de una sola pieza invaluable. No me sorprendía en lo absoluto aquella mentira, sin embargo la guardé en la mezclilla de mi pantalón.
Obtuve mi gloria hasta la perdida de mi hermana, por un acto u otro, debía suceder de esa manera. Aunque hubiera tomado esa arma antes, habría sido demasiado tarde. Y aquella botella, marcó el camino de la desgracia, pero es un camino que deseo tomar.
Así los minutos se convirtieron en horas, horas anhelantes de vida. El dolor acumulado se volvió furia y la impotencia en acto. No hay orgullo, sólo alivio, un respiro insatisfecho ante el abusador más horrendo. Y si esa libertad fue causante por la muerte de mi hermana. La tomaré, la tomaré y será con placer.
Yo maté a mi padre.
¿Soy una basura?, sí. Una basura feliz, llena de libertad.
Una libertad, que se desvaneció en un segundo.
Hasta que me cubrí todo de rojo escarlata.
• ─𖥸─ ·
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
¿Les gustó este capítulo?, ¿Que opinan de Tae; hizo bien? 🤔 ¿Que creen que sean las cartas?
