•Haunting House•

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Mi familia estaba compuesta por 4 personas, mi esposa Nora Johnson, mis gemelas Annie y June y yo, Alfred Johnson.

Éramos una familia modesta, humilde a pesar de tener un considerable caudal de dinero, nos mudamos a una bonita casa al sur de New Orleans esta tenia un estilo victoriano y muy de tiempos de antaño, era hermosa a la vista de cualquiera, pero si la conocías sabías  que esta era el infierno mismo.

Un miércoles 7 de Abril llegamos a la ciudad con un camión de mudanza, íbamos recorriendo las calles ya cerca de nuestro destino, al asomar mi cabeza por la ventana logre visualizar las miradas de los vecino hacia nosotros, los llegados, pero su rostro mostraba inquietud más que otra emoción, sin prestarles más atención volví a mi asiento para mirar a mi esposa y sonreírle, mis hijas yacían en mi regazo adormiladas por el viaje las sacudí un poco para que se despertaran y estas lo hicieron rápidamente ya que no tenían el sueño muy pesado, todos miramos al frente y allí resaltaba unas grandes rejas de color negro un poco desgastadas por el tiempo, pero que se abrieron de inmediato al notar estar muy cerca de estas, mire extrañado y vi a la agente inmobiliaria, la cual poseía en sus manos el control remoto de dichas rejas, al pasar por su lado esta estiró su mano y alcanzo a depositar el control en la mía, yo simplemente sonreí y seguí el camino hasta llegar a la puerta de nuestro nuevo y querido hogar, la puerta era alta con decoraciones talladas en la misma madera justo en el umbral, moví mi cabeza hacia todos lados ya que no le veía sentido a la figura.

-Son dos Leones pelándose entre si- resonó la voz de mi amada quien había deducido la enigmática decoración rápidamente, asentí y abrí la puerta. Una brisa helada hizo que mi piel se erizara de inmediato me alce de hombros y con ayuda de la gente de mudanza comencé a bajar todas mis cosas para luego llevarlas adentro, pasaron unas horas y la noche estaba a punto de caer sobre nosotros, ya había desempacado todo y había puesto cada cosa en su lugar la casa por dentro era mucho mas grande de lo que se apreciaba desde afuera, sobraban habitaciones ya que las niñas acostumbraban a convivir en la misma habitación desde bebés, la noche finalmente se hizo y nos dispusimos a cenar, comimos solo pizza, estábamos demasiado cansados como para cocinar algún platillo, ni siquiera había puesto algún utensilio las hicimos con nuestras manos y en poco tiempo ya habíamos devorado todo. Nos fuimos directamente a la cama donde nos esperaba una noche de sueño verdaderamente corta, nos acostamos al igual que lo hicieron las gemelas para quedarnos profundamente dormidos.

El sol se había posicionado en el cielo y ya era hora de levantarse, así que abrí las cortinas de par en par y me fui a duchar, permanecí  desnudo mirándome al espejo, tratando de despabilarme abrí la ducha y me puse debajo de la lluvia ,que tenia una presión normal, aunque el agua salía un poco fría lo cual me disgustaba porque me fascina el vapor y todo lo que trae las duchas calientes. Habiendo terminado bajé a desayunar, dónde me esperaba mi familia con hotcakes y café. Solo sonreí, era feliz en ese momento realmente  lo disfrutaba pero no lo hacia al máximo, nunca supe que esos momentos se iban a acabar tan pronto, tome una taza y me serví café al igual que hice con los hotcakes mientras sostenía el periódico con una mano y al mismo tiempo que lo ojeaba bebía sorbos de café, tenia que conseguir un empleo, en la ciudad donde antes vivía era un periodista no tan reconocido pero sabia defenderme. Esta vez quería buscar algo más para trabajar en casa y así poder estar con mi familia todo el tiempo que pudiese. Así que decidí volver a ser columnista como lo hacia cuando comencé a trabajar, dejé el periódico de lado y mire mis hotcakes.

-¿quieres salsa cariño?- resonó la pregunta de mi esposa a la cual respondí asintiendo la cabeza para verla dejar caer la salsa en estos y sonreírle para disponerme a comerlos, luego de eso el día siguió su curso normal hasta la tarde.

Eran las 7p.m y todo la casa estaba en silencio, mis hijas en su recamara y mi esposa se había quedado dormida, supongo que esto de cambiarse de casa era algo agotador para ella, pero el sueño todavía no se asomaba en mis pensamientos así que solo comencé a divagar por nuestro nuevo hogar, caminé y caminé hasta llegar al sótano, una vez allí abrí la puerta y una brisa helada inundó el ambiente lo que me pareció raro ya que no había ventanas abiertas, ni siquiera hacia mal clima como para que hubiese tanto frio, me paré unos segundos y procedí a bajar por las escaleras lentamente intentando distinguir algo pero sólo había oscuridad la que mientras más bajaba más me envolvía hasta que no había mas que un frio y oscuro lugar, me moví por los alrededores buscando algún interruptor para encender la luz, comencé a pasar la mano por la pared mientras caminaba de repente sentí una especie de mano pero estaba gélida y yo creí estar completamente solo en esa habitación así que logre toparme con el interruptor y lo accione de inmediato para que la luz llenase el lugar, al hacerlo busque con la mirada aquella mano que había tocado pero allí no había nada, solo cajas y cosas viejas de los antiguos dueños, al no hallar respuesta a lo que me acababa de pasar un escalofrió recorrió mi espalda y subí rápidamente, al llegar arriba y abrí la puerta y divise una espesa oscuridad y nada más que eso, mire hacia atrás y la luz del sótano era lo único que resaltaba, lo demás era como si no estuviera allí, corrí para buscar a mis hijas pero no había nada, era como si corriese en el espacio, el aire comenzó a faltarme, no sabia que hacer, entonces pestañe y aparecí en mi cama no sabia como pero allí estaba observé hacia todos lados y logre ver como en la puerta de mi habitación, una presencia cruzaba el umbral, era mi esposa que  traía consigo un vaso de agua.

-Despertaste- Dijo ella sonriente y eso me confundió aún  más -Espera ¿Que pasó?¿Donde está la oscuridad?-

Al decir eso ella me miró extrañada y me contó que me había desmayado subiendo las escaleras del sótano, entonces ¿todo eso que había vivido fue un simple sueño?.

Había pasado un tiempo desde que vivíamos allí  y sucesos como el del sótano no dejaron de suceder, a mis hijas , a mi esposa, todos lo habíamos vivido más de una vez pero un solo hecho culmino todo. Fue el 20 de Junio a las 00hs mis hijas ya se encontraban dormidas, mi esposa y yo esperábamos tener una noche pasional así que luego de acostarnos, procedimos a consumar el acto pero mientras nos desnudábamos bajo las sabanas una sombra amenazante se posaba arriba de nuestras finas sabanas, rápidamente me levante pero allí no había nada, de repente en el piso de abajo se escuchó un ruido, ahí fue cuando miré a mi esposa y al notar el miedo en sus ojos decidí hacerle frente, me puse mis pantuflas y baje las escaleras cuidadosamente mientras sentía una brisa muy fría que pasaba por mi cuerpo, se sentía casi como un susurro del mas allá, continué bajando y llegue a la planta baja, allí direccione  mi mirada hacia todos lados pero no encontré al responsable de aquel sonido, entonces lo vi, una entidad grotesca y que causaba una inevitable repulsión al verlo, permanecía  parado en la puerta de la cocina y se acercaba lentamente hacia mi, me petrifique, trataba de moverme pero era inútil, hasta que escuche un grito que hizo que volviera en mi, eran mis hijas y mi esposa, sin prestarle mayor atención a esa presencia corrí a hacia mi familia, sus gritos provenían del sótano, no lo dudé ni un segundo solo me metí, pero cuando me encontraba ahí no había nadie fue cuando me di vuelta y contemple esa oscuridad infinita pero estaba vez era diferente como si se estuviese moviendo de un lado a otro, me tenia atrapado pero yo necesitaba rescatar a mi familia de este infierno así que solo corrí a cualquier dirección para mi suerte y la suya,  las encontré y juntos corrimos hacia la puerta principal mientras éramos perseguidos por la oscuridad y una cantidad innumerables de almas que querían lo que ellos no tenían, vida. Seguimos corriendo sin parar y logramos salir hacia la calle escapando de ese destino funesto, fue entonces cuando dirigí mi mirada hacia una de las ventanas y allí se encontraba mi familia apoyando sus manos en el vidrio mientras la oscuridad las abrazaba y de inmediato me gire, ellas nunca había estado conmigo, fue todo un sueño pues yo nunca nos pude salvar, sin darme cuenta la oscuridad nos había atrapado.

OscuroWhere stories live. Discover now