—Así es, y ambos serán los encargados de la empresa cuando menos se den cuenta. Que bueno que se tienen el uno al otro— comento Burcu intentando que las cosas sean menos incómodas.

Pero cada comentario que largaban la rubia o el pelinegro parecian poner cada vez más incómodos a los castaños. Can no sabia que decir y Kiraz notaba lo tenso que él se encontraba ante la situación tan rara.

Ni siquiera estaban pudiendo llevar bien una simple conversación.

Y aun asi sus amigos siguieron intentándolo, Kiraz incluso lo intento, todos pidieron una ronda más de tragos y luego siguieron hablando, Burak contó que fue de su vida en los años que la castaña estuvo fuera y Burcu también se encargo de contar un poco de la suya hasta que la situación ya fue casi insostenible.

—¿Por qué mejor no bailamos?— pregunto Burcu intentando romper con la incomodidad del momento.

—Perfecto, andando— estuvo de acuerdo Burak tomando rápidamente la mano de la rubia para guiarla a la pista perdiéndose entre medio de las demás personas.

—Dime que no se quedaron parados ahí como estatuas— pidió la rubia en cuanto se pusieron a bailar.

—Es justo como estan— respondió el pelinegro haciendola resoplar.

—¿De verdad les cuesta tanto?

—Yo creo que les cuesta más de lo que pensamos— comento Burak viendola asentir. —Pero bueno, démosles unos minutos... mientras tanto, bailemos— dijo antes de tomarla de la cintura sacandole una sonrisa.

Mientras los mejores amigos se ponían al día y bailan, en la mesa Can y Kiraz se daban miradas furtivas hasta que el castaño la vio tomarse de un solo tiro su trago antes de voltearse a ver cara cara.

—No podemos seguir asi— aseguro Kiraz viendolo fruncir el ceño.

—No entiendo.

—Claro que entiendes Can, los dos sabemos que esto es incómodo. Y no me gusta sentirme incomoda contigo— confeso la castaña mientras lo veia suavizar la mirada. —Por favor, no puede ser tan difícil... antes eramos mejores amigos— continuo ella intentando poner una sonrisa.

—Antes eramos niños— murmuró Can de forma casi inaudible para cualquier otra persona, casi.

—Bailemos— propuso entonces Kiraz pasando por alto las palabras del castaño que ponía en ese justo momento una cara de espanto. —Dices que no se te da bien pero ambos sabemos que no es cierto, bailemos. Si Burcu y Burak lo hacen. ¿Por qué nosotros no?— argumento ella mientras se ponía de pie lista para entrar en la pista de baile.

Volteo a verlo con una pequeña sonrisa que dejo a Can sin defensa alguna.
Al igual que lo había hecho ella, Can se tomó de un solo trago su vaso y la siguió de cerca, sin poder evitar ver como los demás la volteaban a ver.

Kiraz se giro para esperarlo, viendolo caminar hasta que se detuvo a unos cuantos pies de distancia, ella creyó que el esperaría a que ella se acercara nuevamente, pero la dejo sin palabras para acortó toda distancia tomándola con firmeza de la cintura.

Ninguno de lo dos dijo nada, solo empezaron a moverse al ritmo de la música.

Los ojos de Kiraz encontraron los de Can mirandola fijamente, y por unos milisegundos la castaña desvío la mirada a los labios de su amigo. Noto con sorpresa lo que estaba haciendo, lo que su mente creía que pasaría. Y en ese momento se hizo consciente de toda la situación.

TOCARAS A MI PUERTA?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora