Stieg Larsson

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Miró el edificio frente a él tratando de coger aire. Quiso irse, por décima vez en los pocos minutos que llevaba ahí. Pero decidió quedarse, por décima vez, al recordar la cajita que guardaba en su bolsillo. La acarició a través de su pantalón, como si de alguna forma esta le diese fuerzas, y llamó al timbre.

- ¿Sí? - una voz femenina se escuchó a través del altavoz.

- Eh, ¿está Louis?

Nadie respondió, pero la puerta se abrió cuando trató de empujarla. Subió las escaleras sin ninguna prisa, hasta encontrarse frente a la puerta del apartamento de Louis. Fue a llamar, pero el rostro de una joven con una coleta perfectamente peinada apareció frente a él.

- ¿Eres Harry?

- ¿Cómo sabes mi nombre?

- El señor Tomlinson me lo dijo.

- ¿Señor?

Harry parpadeó, sorprendido y confuso mientras entraba en el apartamento, siguiendo los pasos de la chica.

La joven lo ignoró y Harry aceptó que no obtendría respuesta.

- ¿Sabía que iba a venir? - preguntó aún así.

- Lo imaginaba.

- Oh - observó la sala de estar, vacía y ordenada - No está, ¿no es así?

- Vendrá en unos minutos.

Harry suspiró y aceptó el asiento que le ofrecía en el sillón. Examinó a la joven. Su cabello cobrizo brillaba con la poca luz que entraba por la ventana. De nuevo, era un día nublado y gris.

- ¿Eres Bette?

Asintió.

- ¿No trabajabas los martes?

Volvió a asentir.

- Entonces, ¿por qué estás aquí hoy?

Bette lo miró, fijando sus ojos con una dura mirada en el rostro de Harry. El silencio que se estableció era incómodo y tenso, y Harry no sabía muy bien qué hacer para acabar con él de una forma agradable. Bette se adelantó.

- ¿Eres tú quién durmió en la habitación de invitados?

Su voz sonó fría, erizando la piel de Harry y provocando que su cuerpo se tensara. No comprendía la actitud tan hostil de la joven hacia él, pero calló y se limitó a asentir.

- Hacía mucho tiempo que no se usaba. Louis no suele recibir visitas, y la que recibe, por supuesto, no duerme en la habitación de invitados.

- Perdona Bette, pero no es de mi incumb—

- No vive con su novia, pero le aseguro que se aman.

Harry apretó los dientes al escuchar a Bette, cerrando sus manos en dos puños y tratando de ignorar la presión que se había establecido en su pecho. No debía sentirse tan mal por esas palabras, pero lo hacía.

- No lo dudo - respondió con un hilo de voz.

- Mucha gente trata de aprovecharse del señor Tomlinson. Por su dinero, por su fama.

- ¿Piensas qué yo soy una de esas personas?

Se levantó del sillón, dispuesto a marcharse de aquel apartamento antes de que Louis llegara. No era la primera vez que aquello sucedía. Había sido considerado un fan desesperado y un ladrón, pero no pensaba pasar por ello de nuevo.

Sentía como la rabia comenzaba a recorrer su cuerpo, sobre todo al pensar en la noche que pasó allí y en las palabras de Louis. Pensaba que no las había llegado a creer, pero al descubrir el sentimiento que recorría su cuerpo, se dio cuenta de que deseaba que estas hubiesen sido verdad.

Holding Your HandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora