Por ti

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La noche anterior

Louis se levantó con dolor de cabeza, el más fuerte que había tenido en los últimos meses. El doctor Lindgren le había recetado en su última visita unas pastillas que suponían acabar con ellos, pero la caja se mantenía intacta sobre su mesilla de noche. Suspiró. Eran más de las dos de la mañana y supuso que aquella sería una noche demasiado larga, teniendo en cuenta que en menos de una hora se había despertado más de cinco veces.

El sonido del timbre rompió bruscamente con sus pensamientos, sorprendiéndolo al percatarse de que alguien llamaba a su casa a esas horas de la noche. Se incorporó lentamente, valorando si realmente debería abrir la puerta o ignorar a quién sea que fuera, pero el timbre sonó de nuevo y no tuvo más opción que levantarse de su cómodo colchón.

Cuando llegó hasta la entrada esta vez fueron dos golpes contra la puerta los que acabaron con el silencio del apartamento. La curiosidad de Louis aumentó, preguntándose la identidad de aquella persona a la que el portero del edificio no solo había permitido el paso, sino que le había indicado cuál era su puerta. La posibilidad de que se tratara de un error pasó por su cabeza, pero la idea se desvaneció en cuanto tuvo los verdes ojos de Harry frente a él.

- H—harry.

El chico lucía completamente desastroso, con sus rizos cayendo por su frente de forma desordenada, más que de costumbre. Sus pupilas dilatas y sus ojos rojos demostraban el estado en el que se encontraba y Louis sintió que algo golpeaba su estómago al verlo de esa forma. Tenía la piel pálida, más alvina que nunca, y sus labios secos y agrietados temblaban ligeramente. Se fijó en que abrazaba su cuerpo con los brazos fuertemente, tratando de envolverse como si se trataran de un abrigo del cual carecía.

- Harry, ¿qué haces aquí?

El joven susurró algo que Louis no alcanzó a oír y se acercó un poco más a él, pero este se alejó inmediatamente sin apartar su mirada de los ojos del castaño.

- No te he oído - dijo tratando que su voz no temblara al hablar, demostrando una seguridad que no sentía.

- Eres un cabrón - Louis se sorprendió al escucharle, incapaz de reaccionar - Un maldito idiota, egoísta, desagradecido y mentiroso. Eso es lo que más odio, tus mentiras.

- ¿Crees que puedes venir a mi casa, a las dos de la mañana, borracho, solo para poder insultarme? Lo siento, pero eso no va a pasar - trató de cerrar la puerta pero Harry interpuso su pie impidiéndole la acción.

- ¡¿Crees que puedes hacer siempre lo que te da la gana conmigo?! ¡¿Inventarte que te he robado cuando decidí ayudarte, a pesar de todo?! ¡¿Rebajarme a un fan desesperado?!

Los gritos de Harry resonaban en el pasillo y las lágrimas caían sin ningún control por su rostro. Louis lo agarró de la muñeca y lo obligó a entrar en el apartamento para no llamar más la atención.

- ¿Puedes dejar de gritar? Tengo vecinos.

- Así se enteran de la clase de persona con la que conviven.

- Ellos no son mejor que yo.

Louis observaba a Harry. Estar en el interior del apartamento era algo que no esperaba que pasara, y ahora se mostraba confuso y perdido, incapaz de contestar y con los pensamientos de su cabeza luchando por ordenarse, anteponiéndose unos a otros con absoluto descontrol. Louis era capaz de ver todo aquello tan solo con mirarle a los ojos, reconociendo su brillo, sintiéndolos como nadie más los sentía, pero sobre todo entendiéndolos.

- ¿Por qué? - preguntó Harry en un susurro.

- ¿Por qué qué?

- ¿Por qué eres así conmigo?

Holding Your HandWhere stories live. Discover now